Patrimonio

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Pechinas: elemento estructural y decorativo

Quizá este término para muchos sea desconocido o suene extraño, por ello en esta publicación vamos a tratar de aclarar este concepto, de qué forma aparece en la Iglesia de San Francisco y cuál es su función.

Definiciones de Pechina:

Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales sobre los que estriba. Diccionario de la Real Academia Española.

Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos esféricos que sirven para pasar del cuadrado del crucero al círculo de la cúpula que sostienen. Diccionario de Términos  Arquitectónicos.

Pechina (del catalán petxina ‘valva, concha’), en arquitectura, es cada uno de los elementos estructurales y constructivos que resuelve el encuentro entre la base circular de una cúpula y un espacio inferior cuadrado o poligonal. También permite pasar de una cúpula elíptica a una planta rectangular. Diccionario de Elementos Arquitectónicos.

A través de estas definiciones podemos observar como se trata de un elemento estructural y no simplemente decorativo. Su forma es fácilmente identificable al ser un triángulo esférico, presenta una superficie limitada por tres arcos de circunferencia. Son superficies triangulares cóncavas que unidas entre sí por los vértices cierran en la parte superior la base que sirve para el arranque de una bóveda o cúpula.

¿Cuál es el origen de las pechinas?                                                             
Pechinas de la Mezquita de Santa Sofía

Los primeros en utilizar este elemento estructural fueron los romanos, pero no fue hasta el siglo VI, con el Imperio Bizantino donde adquirió su máximo esplendor, el mejor ejemplo es la cúpula sobre pechinas de la Mezquita de Santa Sofía. Posteriormente se utilizó en el románico, renacimiento, barroco y la arquitectura musulmana.

 

¿Cuál es su función?
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Sistema de empujes y esfuerzos sobre las pechinas

La función de las pechinas es de transmitir el peso de la cúpula a pilares, pilastras o muros, mediante arcos o cúpulas semiesféricas que los vinculan lateralmente.

Su utilización se hace patente a partir del Renacimiento, y al estar ubicadas en un lugar visible, y preferente de un edificio,  suelen presentarse decoradas, Esta decoración suele ser a base de escudos o medallones en época renacentista, o bien a base de pinturas o yeserías durante el Barroco, volviéndose preferentemente lisas durante el periodo Neoclásico.

Las pechinas de la Iglesia de San Francisco

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Este elemento arquitectónico lo podemos encontrar en el crucero de la Iglesia de San Francisco bajo el anillo que sostiene la cúpula.

Las pechinas muy probablemente estarían sin decorar en el siglo XVI y esta se realizaría en el siglo siguiente. Encontramos escenas representadas en cartelas, probablemente de estuco policromado aunque de iconografía variada. Albergan los cuatro símbolos que, en relación directa con Cristo y la Virgen María, definen mejor el carisma de la Orden Seráfica. Se trata de cartelas oblongas y coronadas, circundadas por marcos y enriquecidas con motivos vegetales, con escenas o símbolos alusivos a la historia de la orden franciscana que a continuación pasamos a desarrollar.


capture-20160203-005321De izquierda a derecha y en el sentido contrario a las agujas del reloj mirando de frente al altar mayor, aparece el monograma de Jesús (IHS), bajo el que hay un sol y sobre él la figura del Niño. Se trata de una advocación difundida intensamente por uno de los destacados santos de la Orden, San Bernardino de Siena.


capture-20160203-005448La segunda pechina alude a la devoción a la Concepción Inmaculada de María, quizás la más importante dentro de la Orden, que se representa mediante la imagen de la Virgen sobre media luna cuyas puntas hacia abajo sostienen los brazos cruzados de Jesús y Francisco, indicando simbólicamente los esfuerzos de la Orden para la declaración del dogma que sancionase la pureza sin mancha de María.


capture-20160203-005359Son esos brazos parte sustancial del emblema más característico de los franciscanos, que encontramos ya completo en la siguiente pechina. En ella se ven estos mismos brazos clavados ahora en una cruz, simbolizando la conformidad de las vidas de Cristo y del santo de Asís; bajo ellos las cinco llagas, recuerdo de la pasión de Jesús como modelo supremo de entrega al otro.


capture-20160203-005513La última pechina, con el escudo del Santo Sepulcro de Jerusalén, en recuerdo de la misión privilegiada de los franciscanos como custodios de los Santos Lugares, teatro de la vida Cristo.

La decoración que los circunda, ya de corte dieciochesco, sugiere que estos emblemas fueron colocados tardíamente en sus lugares, quizás al mismo tiempo que se hizo la decoración de la escalera de la Tota Pulcra. De haber existido con anterioridad, sus marcos decorativos fueron modificados cuando se  renovó la decoración de toda la iglesia para incorporar elementos de estética rococó.

Juan Bautista Mateos

Bibliografía: 

-“Lorca Barroca” Ed edit.um, SEGADO BRAVO, Pedro.

– Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.

– Diccionario de Términos Arquitectónicos.

– Diccionario de la Real Academia Española.

– “Clavis 8” Historia arquitectónica del Convento de San Francisco de la Puerta de Nogalte, MUÑOZ CLARES. Manuel.

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El 28 de Mayo de 1982 la Iglesia de San Francisco es declarada monumento histórico artístico con carácter nacional

En esta publicación conoceremos como fue el proceso de declaración de la Iglesia de San Francisco como monumento nacional y que motivos propiciaron dicha catalogación.

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Para entender mejor que significa Monumento Nacional debemos conocer la Ley 4/2007 de 16 de Marzo, de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia.

Esta ley consta de unas Categorías Legales que se clasifican en:

  • Bienes Inmuebles: Monumentos, Conjuntos Históricos, Jardín Histórico, Conjunto Histórico, Sitio Histórico, Zona Arqueológica, Zona Paleontológica, Lugar de Interés Etnográfico.
  • Bienes Muebles.
  • Bienes Inmateriales.

De la misma manera los bienes patrimoniales cuentan con diferentes Grados de Protección Patrimonial dependiendo de su importancia:

  • – Los bienes inventariados por su relevancia cultural (Grado bajo de protección)
  • – Los bienes catalogados por su relevancia cultural. (Grado medio de protección)
  • – Los bienes de Interés Cultural. BIC. (Grado mayor de protección).

La Iglesia de San Francisco al tratarse de un inmueble del siglo XVI,  importante por su valor arquitectónico, así como por el riquísimo patrimonio que alberga dicho templo, está declarada como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento Histórico – Artístico con carácter Nacional.

¿Que supone que la Iglesia de San Francisco sea un Bien de Interés cultural en categoría de Monumento Nacional?

Esta denominación conlleva la obligación por parte de la Administración de proteger no solo el Inmueble en sí mismo, sino también el valor histórico-artístico que alberga en su interior (Imágenes, Retablos, Lienzos etc).

Leyes

Comparativa  de Categorías legales y Grados de Protección Patrimonial.

Tras conocer que significa esta denominación vamos a indagar que motivos y circunstancias propiciaron esta declaración.

Tras el cese de la actividad hospitalaria de Beneficencia y la disolución de su patronato, el Ayuntamiento de Lorca adquirió todo el edificio por vía de donación, por lo que las reparaciones y el mantenimiento del edificio recaerían en esta institución.

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Antigua entrada al Hospital de Beneficencia, actual Carrerón.

A pesar de la profunda intervención arquitectónica a la que se había sometido al templo en 1925, los 50 años transcurridos habían vuelto a incidir negativamente en su estructura, presentando deficiencias sobretodo en las techumbres. Para paliar una intervención tan costosa, se puso en marcha por la alcaldía en 1977 una moción en la que se solicitaba al Ministerio de Cultura la declaración formal de Monumentos Nacionales, mediante reales decretos, tanto para el Palacio de Guevara como la Iglesia de San Francisco.

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Antiguo altar de la Iglesia de San Francisco.

En el citado escrito se hace una encendida alabanza de los valores artísticos y culturales de ambos edificios «por su notable interés, por los valores artísticos que encierra y por su inquietante estado de principios de ruina es urgentemente necesaria una acción protectora por parte del Estado, a fin de garantizar su permanencia y seguridad arquitectónica». Decía finalmente la moción que «Al solicitar del Ministerio de Cultura la declaración de Monumentos Nacionales Históricos-Artísticos, del Palacio Guevara y de la Iglesia de San Francisco, es para obtener el rango que se merecen por su excepcional y extraordinaria importancia de ambos edificios en la Provincia de Murcia y para una mejor y más perfecta conservación en un futuro, garantizando así su permanencia y seguridad arquitectónica bajo la tutela del Estado».

 

Retablos de San Anotnio de Padua y De la Vera Cruz y Sangre de Cristo atribuidos a Jerónimo Caballero.

Se cursó la petición al Ministerio de Cultura, pero un año más tarde el Ayuntamiento tuvo que recurrir de nuevo la petición para que fuese atendida, pero en esta ocasión solo se pedía la declaración de la Iglesia, con la asignación urgente de los fondos necesarios para su reparo, para que Lorca no vea que se pierde una joya arquitectónica de esa categoría por su situación de inminente ruina.

Cúpula Iglesia de San Francisco.

La dirección general de Patrimonio Artístico, Archivos y Museos contestó a esta solicitud requiriendo al Ayuntamiento la memoria histórica y descriptiva del monumento, así como documentación gráfica y planos, documentos necesarios para la continuación de la tramitación. La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico Artístico trató el asunto el 7 de febrero de 1980, produciéndose la incoación del expediente en junio del mismo año. El informe de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando fue favorable.

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Nave central Iglesia de San Francisco.

Finamente el día 28 de mayo de 1982 a través del Real Decreto 1747 la Iglesia de San Francisco es declarada monumento histórico artístico con carácter nacional. De esta manera el monumento se puso bajo la tutela del Estado, facultándose al ministerio para dictar las disposiciones oportunas que hiciesen efectiva esa disposición.

Otros monumentos con la misma distinción:

En Lorca:
– El Castillo de Lorca
En la Región de Murcia:
– Catedral de Murcia
– Teatro Romano de Cartagena
En España:
– La Alhambra de Granada
– Mezquita de Córdoba
– El Acueducto de Segovia
– La Sagrada Familia de Barcelona

50.000 horas de bordado para la nueva caballería egipcia

La nueva Caballería Egipcia, bordada ininterrumpidamente entre 2011 y 2015, ofrece un recorrido bíblico (Génesis y Éxodo), histórico y mitológico que plasma la opresión egipcia sobre el pueblo judío a lo largo de 14 siglos, desde los tiempos de José hasta que con la muerte de Cleopatra VII se extingue la dinastía ptolemaica o de los lágidas en el 30 a.C., convirtiéndose Egipto en provincia romana.

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Bordadoras dando las últimas puntadas al manto de Nut.

Consta de 7 mantos: José ante el Faraón, la Muerte de los Primogénitos, Éxodo, Las Pirámides, Nut, Osiris y Cleopatra. Los cortes y grecas son obra póstuma de Joaquín Gimeno, mientras que los motivos centrales en sedas, basados en la pintura victoriana del siglo XIX y los grabados de Doré, corresponden a José López Gimeno y Joaquín Bastida y han sido realizados bajo la dirección de taller de Cristóbal Leal.DSC_0190

La presencia del mundo egipcio dentro de la procesión azul data de finales del siglo XIX, cuando se incorpora el grupo del Triunfo del Cristianismo que incluía personajes procedentes de la civilización egipcia que posteriormente se fueron desgajando para constituir grupo propio. Así, en 1917 fueron bordados mantos de inspiración egipcia destinados a los próceres a caballo que acompañaban a Cleopatra desde comienzos de los años 20. Desde 1962 la Caballería Egipcia desfila como grupo procesional de manera continua hasta la actualidad, habiendo adoptado distintas concepciones, siendo la penúltima la establecida de 1984.


José ante el Faraón. De color granate, su motivo central, dirigido por López Gimeno, muestra a José, hijo de Jacob, interpretando los sueños del Faraón.

Génesis, 41, 16 —No está en mis manos el poder para hacerlo —respondió José—, pero Dios puede decirle lo que su sueño significa y darle tranquilidad.


Muerte de los primogénitos. De color morado, representa la consumación de la última de las diez plagas de Egipto. Ramsés II sostiene a su primogénito muerto en el motivo central del manto en el momento exacto en el que decide que el pueblo hebreo abandone Egipto. Obra de Joaquín Bastida.

Éxodo 12, 30-  Y esa misma noche el faraón se levantó, lo mismo que todos sus siervos y todos los egipcios, y en todo Egipto hubo un gran clamor, porque no había una casa donde no hubiera un muerto.


Éxodo. De color cobre, representa el momento en el que Ramsés II, tras sufrir las diez plagas enviadas por Yahvé, permite al pueblo judío marchar de Egipto. Después de  430 años, seiscientos mil hebreos siguen a Moisés abandonando Egipto en busca de la tierra prometida. El motivo central es obra de Joaquín Bastida.

Éxodo 12, 31-  Esa misma noche el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: “Apártense de mi pueblo, ustedes y los hijos de Israel, y vayan a servir al Señor, tal y como lo han pedido”.



Las pirámides. De color caldera y con una greca egipcia de tonalidades naranjas muestra el gran legado de la cultura egipcia a la Historia del Arte: las imponentes pirámides de Giza. En el motivo central, obra de López Gimeno, figuran las dos principales pirámides: Keops (la única de las siete maravillas del mundo antiguo que sigue en pie) y Kefrén, así como la mitológica esfinge de Giza. Se trata de una obra simbólica que representa el poder del imperio egipcio y la opresión impuesta sobre otras civilizaciones convertidas a la esclavitud, generaciones y generaciones de judíos entre ellas, que construían las obras faraónicas hasta perecer.

Éxodo 2, 23- 23 Mucho tiempo después murió el rey de Egipto. Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda.


Nut. Obra completa de Joaquín Bastida, representa a la diosa egipcia del firmamento retratada en estilo pictórico victoriano. Aparece desnuda, bajo su propia constelación y con la espalda arqueada representando la bóveda celeste. La mitología señala que Nut habitaba un sicomoro en Heliópolis que, según la tradición, era el mismo bajo el que la Virgen María descansó en su viaje a Egipto.

 Mateo 2, 13 Después que ellos partieron, un ángel del Señor se apareció en sueños a José, diciendo: «Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»

El manto, de color azul, recoge detalles del zodiaco egipcio del templo de Denderah, único dedicado a la diosa Nut.


Osiris. Obra completa de López Gimeno, de color verde, cuenta con un motivo central inspirado en las decoraciones de la tumba de Seti I, una de las más grandes y hermosas del Valle de los Reyes. El faraón Seti I es recibido por Osiris, dios de la muerte y la resurrección, quien juzga a los difuntos por el peso de su corazón, ante la atenta mirada de Horus y Osiris. En la escena, Osiris, encargado de recibir las almas en el panteón egipcio, aparece retratado de manera clásica, momificado, con la corona atef, el cayado heka y el mayal, y protegido por dos chacales alusivos a Anubis, dios de los embalsamadores.


Cleopatra. Última reina del Antiguo Egipto, aparece representada en estilo victoriano en un manto de color azul aguamarina. En los medallones figuran sus dos amores, los poderosos Julio César y Marco Antonio. Representa el fin del dominio egipcio y el comienzo de la supremacía romana, período durante el cual se produciría el nacimiento, pasión y resurrección de Jesucristo. Obra de Joaquín Bastida.

Texto: Andrés Porlán Torroglosa 
Fotografías: Javier Martínez García

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El 25 de Febrero de 2015 se produce un hecho histórico: La vuelta del chapitel de la torre/campanario de San Francisco. La restauración y reubicación del orbe y la veleta a la torre de San Francisco supone la vuelta de un símbolo no solo para los azules, sino para la ciudad de Lorca. Un importante número de personas se agruparon en torno a la Iglesia de San Francisco para ser testigos de la reposición del chapitel. Tras colocar la base donde se situaría el chapitel, llegó el turno del orbe y la veleta que tras ser fijados, los presentes aplaudieron al unísono al ser conscientes de que San Francisco vuelve a recuperar su seña de identidad y que el Paso Azul sigue recuperando su patrimonio. A continuación, os dejamos una galería de imágenes que describen como fue el proceso de reubicación del chapitel sobre la la torre de San Francisco.

A través de 3 publicaciones que se irán sucediendo a lo largo de este mes de Febrero queremos hacer partícipes a azules y lorquinos en general de la historia de la Iglesia y Convento de San Francisco. Conoceremos sus inicios, el desarrollo de su construcción, los problemas que se presentaron y como concluyó la construcción de lo que hoy es un símbolo para los azules y la ciudad de Lorca.

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Ubicación de la Iglesia de San Francisco

Si bien el primer convento de frailes franciscanos que tuvo Lorca fue el de Ntra. Señora de las Huertas, cuya fundación remonta al siglo XV, pronto la ciudad sintió la conveniencia de contar con otro que estuviera inserto en la ciudad para satisfacer las necesidades espirituales de sus habitantes.

De la misma manera, se tanteó construir en zonas cercanas a los conventos dominicos y mercedarios, pero debido a la aglomeración de los mismos decidieron permutarlos por otros terrenos.

En 1555 se solicitó una bula pontificia al Papa Paulo IV para que permitiera realizar dicha permutación por unos terrenos ubicados en un punto de la topografía lorquina que, en aquellas circunstancias se estimó mucho más conveniente situados a extramuros de la ciudad junto a las Puertas de Nogalte.

En 1561 los religiosos franciscanos tomaron posesión de este lugar fusionando los terrenos que había cedido el convento de Santa Ana con los anteriormente citados.

Lo curioso de esta fundación franciscana es que a pesar de iniciarse las obras de la Iglesia en 1561 la comunidad franciscana lorquina no se disoció hasta 1586  en que tuvieron Padre Guardián propio.

Muy a prisa corrieron las obras de la Iglesia, pues el 18 de Diciembre de 1565, terminada la construcción más primitiva de este templo, fue solemnemente bendecida por el Padre Fray Francisco de Salazar, de la provincia franciscana de Granada.

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Construcción de la Iglesia de San Francisco

La Iglesia se conserva perfectamente en la actualidad, aunque como es natural, su aspecto responde a varias remodelaciones que la estructura primitiva constatada por la documentación existente experimentó a través del tiempo .

Primer periodo  (Segunda mitad del Siglo XVI al Siglo XVII)

En su primer periodo constructivo, de la segunda mitad del siglo XVI, la estructura se concretaba como se presenta en la actualidad. La planta respondía a una nave única con capillas-hornacina sin comunicación entre ellas, con crucero poco sobresaliente y muy probablemente cabecera plana, a los pies de la iglesia se encontraba el coro.

Es de suponer que la cubierta primitiva sería de madera, semejante a la de otras iglesias en la ciudad. Ciertas capillas pertenecientes al lado de la Epístola estaban cubiertas con bóvedas vaídas, algunas de las cuales se conservan perfectamente en la actualidad.

Los pilares que sirven de separación entre la nave principal y las capillas laterales, y donde reposan los arcos de medio punto, son de piedra y ladrillo. Esto indica la gran consistencia de esta Iglesia, que logró así pervivir sin cambios sustanciales en sus elementos sustentantes en posteriores periodos de su historia arquitectónica.

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También el primer cuerpo de la fachada pertenece a este primer periodo constructivo, concretamente a lo que es la portada como denota su topología.

En esta primera fase de construcción, la Iglesia de San Francisco debió ser muy similar en su tipología a la perteneciente a los conventos de la Merced, Santo Domingo. Respecto a esto, la documentación se limita a ir ofreciendo datos que van testimoniando paulatinamente avances y ornamentación, pero siempre dentro de una perspectiva modesta sin hitos detonantes.

La creación de Cofradías desde los propios inicios constructivos posibilitó el culto a determinadas advocaciones que exigieron su Capilla, por ejemplo, granadinos residentes en Lorca que daban culto a una imagen de vestir cuyo altar estaba en el lado del evangelio, o bien, la creación de patronazgos y vínculos destinados a la veneración de un Santo concreto, se tiene constancia de la existencia arquitectónica de ciertas capillas a principios del siglo XVII.

Durante las próximas semanas seguiremos desarrollando la historia de la construcción de este templo, detallaremos cómo su estructura inicial evoluciona y se modifica a lo largo del tiempo. 

Bibliografía:  
-“Lorca Barroca” Ed edit.um, SEGADO BRAVO, Pedro.
- Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.
Texto: Juan Bautista Mateos.

PARTE2

Segundo Periodo constructivo de la Iglesia y Convento de San Francisco:

Hay que llegar hasta principios del Siglo XVII para comprobar el gran apogeo constructivo que en esos momentos experimentaba la Iglesia franciscana, comenzándose a ubicar el convento franciscano.

Casi 10 años después en 1636 se alcanza un momento casi memorable, en esta progresión constructiva de San Francisco, ya que se insta a los artífices, que en este momento dirigían la obra, Juan Garzón (cantero) y Juan Rodríguez (Albañil), a que acabasen la obra de la Iglesia. Aprovechándose la estructura primitiva, Garzón y Rodríguez levantarían el formato definitivo de la Iglesia, que es visible en la actualidad, destacándose en el contrato textualmente que “El arquitrabe, friso y cornisa corra por toda la Iglesia” y, especialmente obras tendentes a la desaparición de la techumbre primitiva. En consecuencia, se subieron los lienzos de pared de la nave principal para conseguir una mayor altura que armonizase, de paso, con la cúpula que completaría el conjunto.

Los tres arcos del crucero  que pertenecían a tres pilastras de piedra labrada se habrían de hacer y cerrar. En cada capilla y de arco a arco ser harían “formaletes” de piedra labrada también, donde reposarían las bóvedas respectivas.

La parte exterior de la Iglesia también sería objeto de atención  ya que la fachada perteneciente a la puerta principal o de entrada habría de proseguirse conforme a la traza ya dada y también había de repararse el friso y la cornisa.

Una cornisa de piedra labrada recorrería  la estructura externa de la Iglesia alrededor del tejado. Se detallan en especial las modificaciones que debería de experimentar la capilla situada a los pies de la Iglesia, pues tenía que hacerse nueva desde sus cimientos y sus paredes hasta el punto que tocase el suelo del coro. En esta capilla se situaría la escalera de caracol que se presupone que sería para subir a la torre.

Los dos maestros citados tendrían autonomía para realizar toda la obra “quitando o añadiendo obra según se fuese ofreciendo”, señal de que su gestión artística se trataba de una verdadera remodelación, y aquella siempre a tasación y supervisada por otros dos maestros, uno nombrado por el convento y otro por Juan Garzón. La tasación se efectuaría cada 4 meses, contando a partir del mes de Septiembre de 1636.

Juan Rodríguez, por su parte, tenía a su cargo toda la obra de mampostería, el asentamiento de ladrillos, el enlucido de las bóvedas y, en general, toda la obra tocante a yeso y tejados. Mientras que Garzón se encargaría de labrar la piedra desde la propia cantera y de asentarla en la obra. El pago a los artífices sería semanal, a razón de 200 reales y de aquí se pagaría también al resto del personal que empleasen en dicha obra.

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Planos de las diferentes plantas correspondientes a la Iglesia y Convento de San Francisco

Planta Iglesia San Francisco Calle Nogalte

Planta Iglesia San Francisco Primera Planta

Planta Iglesia San Francisco Segunta Planta

Puede deducirse, por la marcha de las obras expuestas, que la Iglesia se estaba reestructurando desde los pies hacia la cabecera. Ya en 1646 se realizó la venta de una capilla que ocupaba el último lugar del lado de la Epístola junto al arco toral que ha de dividir el cuerpo de la Iglesia de la Capilla Mayor, afectando consecuentemente al crucero. Es muy probable que dicho arco toral no estuviese todavía terminado y por ello, en el documento referente a las obras de 1638, se hablaba de “tres arcos torales” y no cuatro, faltando el del lado de la Epístola.

La próxima semana se publicará la última de las partes de la construcción del templo y convento franciscano.

 

Bibliografía:  
-“Lorca Barroca” Ed edit.um, SEGADO BRAVO, Pedro.
- Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.
Texto: Juan Bautista Mateos.

P3Tercer periodo

Dos años después en 1648, el convento dio poder al Síndico para que vendiera la capilla situada a mano izquierda “según se entra a la Iglesia por la puerta principal” a la Cofradía de la Sangre de Cristo. La documentación conservada ofrece pistas de ubicación topográfica en la misma Iglesia y da idea del estado de las obras. Esta capilla del lado del Evangelio la adquirió la citada Cofradía precisamente por ser contigua a las que ella detentaba desde siempre. La compró entregando al convento 750 reales por la conveniencia de tener un reducto contiguo que sirviese como sacristía y, sobretodo, para guardar “los ornamentos, imágenes y demás aderezos” de la Cofradía como reza el contrato. Esto explicaría la información documental de que, en caso de que la capilla se habilitase para celebrar, el convento se obligaba a dar a la Cofradía sitio para poner sus pertenencias. Está claro que no siendo adecuada esta Capilla para recibir retablo y decoraciones subsiguientes por su estructura peculiar, poseedora de la citada escalera, los cofrades la habilitaron como almacén, realizándose la liturgia en  aquella otra capilla que habían adquirido bastantes años antes -concretamente en 1628– y que también le era contigua pero en ascenso hacia el crucero. La nueva Capilla debería de contar con rejas igual a la que poseían las capillas antedichas y que, como se vio, sirvieron de modelo a las de las Capillas que la Cofradía del Rosario tenían en la Iglesia de Santo Domingo. Las rejas se ejecutarían en madera.

Hasta las últimas décadas del siglo XVII las obras en San Francisco proseguirán de modo regular, centrándose en la paulatina ejecución de Retablos para completar las oportunas capillas o en la venta de las mismas sin que se destaque artísticamente nada singular salvo una fecha puntual de verdadera transcendencia, la realización de la Capilla Mayor en 1689. Es probable que la ausencia de obras de verdadera representatividad se debiera a una situación deficitaria del convento en la décadas de los sesenta ya que el Padre Guardián Fray Juan Navarro pidió al Consejo de la Real Hacienda de S.M. ayuda para poder proseguir las urgentísimas obras, y en caso negativo, la concesión de doscientas fanegas de trigo de las tercias reales que en Lorca correspondían a la Corona.

La obra de la Capilla Mayor, que es la que existe en la actualidad, se inició en febrero de 1689 y para ello se desestimó cualquier estructura preexistente del contrato que se firmó entre el convento, representado en su Síndico, el regidor D. Andrés Fernández de Cáceres y Torres, y el maestro de albañilería Pascual Ventura. Tras la tarea inicial de derribar la pared vieja y allanar la tierra donde iría el pavimento o enlosado tanto de la Capilla Mayor como de las colaterales, se comenzó por practicar, de piedra y yeso, un contraarco ciego de una vara de peralte y de grosor que armonizase con su conjunto.

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Bóvedas:

Las tres bóvedas con lunetos correspondientes a esta capilla Mayor y a sus colaterales del crucero, serán de ladrillo al igual que la media naranja, lisa, perfectamente comprobable en la actualidad después de los desperfectos sufridos por el terremoto del 11 de Mayo de 2011 que reposaría en un anillo labrado y ornamentado con dentículos y ovas . Un florón de madera dorado remataría artísticamente el centro de ella, cuyas dimensiones se adaptarían al hueco practicado.

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Pilastras:

Las pilastras nuevas marcarían la pauta a seguir por las viejas, que se igualarían a estas nivelando su saliente como sigue. Siendo las pilastras que habían conformado el crucero y las de la Capilla Mayor más robustas que las pertenecientes a las capillas laterales a lo largo de la nave central, se optó en este momento por solucionar la atonía estética que implicaba un mayor resalte o cuerpo sobresaliente de las primeras. Así pues, en las pilastras de la nave principal y única, se adosaron, solo en su parte superior y hasta confluir con las apostas de los arcos de las capillas unas placas enlucidas. Esto explica que la parte inferior de dichas pilastras resulte totalmente lisa y ligeramente rehundida en proporción a la superior, la cual fue decorada, ya dentro del siglo XVIII, con cartelas enriquecidas con rocaille y espejos. Unas medias pilastras con basas y capiteles y “formaletes”  resaltados ocuparían las esquinas. Cornisas y capiteles armonizarían siguiendo el mismo orden y, como remate final de la obra, toda la Capilla Mayor iría enlucida y enlosada. El presbiterio tendría tres gradas provistas de mamperlanes de madera y tanto el altar mayor como los colaterales tendrían bastidores y peanas de madera.

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Detalle de Pilastras y Capilla con Retablo tras la restauración del año 2012

Cubierta:

La cubierta consistió en una bóveda de cañón con lunetos, donde se practicaron unos vanos que servirían de iluminación a la Iglesia. Encima de los arcos de las capillas laterales y al elevarse la techumbre se abrieron también unos vanos rectangulares que, dotados en el siglo siguiente de la respectiva decoración y rejas, se transformaron en pequeños balconcillos. Por esta ejecución Bentura percibió 600 ducados a condición de que estuviese terminada para dentro de seis meses, es decir, a finales de Julio de 1689.

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Cúpula

La cúpula de San Francisco de Lorca se ajusta con exactitud en su ejecución a las normas especificadas en el contrato. Como ya se ha dicho es una cúpula de media naranja rebajada que se apoya en un anillo sobresaliente adornado con dentellones y ovas. Ambos son lisos y la iluminación se consigue a través de unos óculos practicados en la misma cúpula que procede de las ventanas del cuerpo prismático que la cubre, ya que no es trasdosada.

Aunque en principio parece que no tenía decoración, es probable que el espacio en blanco fuese concebido para plasmar pictóricamente alguna escena panegírica de la Orden Franciscana al igual que sucede en las cúpulas pertenecientes a la Iglesia de Nuestra Señora de las Huertas y a la de la capilla del Rosario de Santo Domingo. A mitad del siglo XVIII se ejecutarán en pintura los trazos que reproducen nervios. A la etapa decorativa inicial responde el florón de madera dorada cuyas dimensiones debían adaptarse a las del hueco practicado en la cúpula para ello.

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Cúpula de la Iglesia tras la restauración del año 2012.

Pechinas:

Las pechinas muy probablemente estarían sin decorar en el siglo XVI y esta se realizaría en el siglo siguiente. Se resume en unas cartelas más bien oblongas, coronadas, circundadas por marco y enriquecidas por motivos vegetales que se proyectan en ondulantes movimientos a ambos lados. Las escenas representadas en cartelas, probablemente estuco policromado  aunque de iconografía variada, reflejan siempre símbolos importantes para la historia de la Orden Franciscana. Respectivamente, el anagrama de Jesús como soporte de un niño representado de pie y unido al sol radiado; la Purísima alzada sobre la media luna que, sirviéndole de peana, parece un trasunto del arco iris; el anagrama propio de la Orden o los dos brazos cruzados de Jesucristo y de su Fundador, y la heráldica propia de los Franciscanos en su calidad de Custodios de los Santos Lugares, resumen aquellas.

Capillas laterales:

Del contenido de sus capillas laterales se puede destacar, además de discretos retablos, lo siguiente:

– En la capilla de la Purísima, retablo barroco de 1746, las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, obra del escultor Francisco Salcillo.

– En la capilla del buen pastor, pinturas en banco y ático con escenas de la vida de la Virgen de estilo cercano al círculo de Ribalta.

– En la de la Inmaculada, un óleo con esta advocación del pintor Camacho Felices (1644-1716 ), fechado hacia 1700.

– En la de Santa Catalina, imagen de una Dolorosa, tal vez del taller de Roque López.

Finalización de la construcción:

-La construcción de la cúpula, a excepción de su decoración como se ha visto, significó la conclusión definitiva de la Iglesia del convento de San Francisco a finales del siglo XVII. Las obras de los años siguientes consistirían en la decoración y adorno de la Iglesia y de sus capillas, resaltando la ejecución de Retablos.

Posteriormente se ornamentará todo su interior con nuevos retablos y yeserías decorativas conservándose en el coro un órgano del S. XVIII reformado en 1826.

Se restauró entre 1985 y 1987, debido a su gran deterioro, sobre todo en la techumbre. El interior es de gran interés por el conjunto de retablos barrocos que alberga el testero. El Retablo Mayor es obra del escultor lorquino Ginés López en 1693 , habiendo sido restaurado en 1999. Los dos retablos del crucero son obra de Jerónimo Caballero en el S. XVIII, estando dedicados a San Antonio y a la Vera Cruz y Sangre de Cristo. El pequeño retablo del lado del Evangelio alberga la Imagen de la Santísima Virgen de los Dolores, titular de la Cofradía obra del escultor valenciano José Capuz en 1942.
En el Coro se conserva un Órgano del S. XVIII, aunque reformado en 1826. Se restauró entre los años 2006 y 2009, se inauguró el 26 de Mayo de este último año, siendo Presidente de La Hermandad de Labradores, Paso Azul, D. José Antonio Ruiz Sánchez. Cabe destacar que tras los movimientos sísmicos de mayo de 2011, fueron necesarias varias actuaciones para volver a recuperarlo.

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Órgano Barroco

Esta es la última de las entradas referentes a la construcción del templo y convento de San Francisco. Esperamos que estas publicaciones os hayan ayudado a entender y conocer la historia de esta edificación y en consecuencia, la de La Hermandad de Labradores.
Bibliografía:  
-“Lorca Barroca” Ed edit.um, SEGADO BRAVO, Pedro.
- Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.
Texto: Juan Bautista Mateos.