Bluepedia

“Aquí estaremos mientras esté el palo de la bandera”

Hace un año, en una abarrotada iglesia de San Francisco, una jovencísima María Albarracín terminaba con esa frase el primer pregón de juventud de la Semana Santa de Lorca. Una frase grabada a fuego generación tras generación en su familia y que a ella le ha enseñado su abuelo Gregorio, flamante Mayordomo de Honor de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.

Como suele decirse, “el movimiento se demuestra andando” y en eso a Gregorio Albarracín no hay quien le gane, siendo un ejemplo de esfuerzo, trabajo y sacrificio, pero sobre todo de azulismo, para todos los que le rodean. Nieto, hijo, padre y abuelo de grandes azules, ha sabido inculcar unos valores excepcionales a todos los que le rodean. A sus 62 años ha hecho todo lo imaginable y procesionado incontables veces con el Paso Azul: “empecé siendo un mico haciendo recados, limpiando cascos y armaduras. En aquella época éramos menos y todos teníamos que hacer de todo. En cuanto a la procesión, solo me ha faltado salir de manola… y a caballo. Esa ha sido siempre mi gran ilusión, pero nunca se han dado las condiciones adecuadas”.

Su hábitat natural es la arena de la carrera, donde lleva participando de una forma u otra prácticamente desde que nació, destacando especialmente como mayordomo. La primera vez que tomó responsabilidad a la hora de desfilar fue para acompañar a su hermana, que encarnaba a Flavia Domicia. Desde entonces, hasta ahora. En este sentido destaca la figura de D. Carlos Pinilla, que siempre apostó por él: “siendo Juan Carlos Peñarrubia Presidente, Carlos Pinilla, secretario del Paso en aquel momento dijo en una reunión de la Junta directiva refiriéndose a mí: “a este, aunque no haya, tienes que darle túnica, porque este sí que es mayordomo del Paso Azul”. En ese momento no me podía creer que un azul de ese calibre se refiriera a mí de esa forma”.

También recuerda con especial cariño cuando su hermano Juan Francisco y él estuvieron a punto de desfilar en camella en Semana Santa: “éramos muy pequeños. Íbamos montados en uno de los dos animales que vinieron, y antes de salir la de detrás se comió las magdalenas que llevábamos para merendar”. Finalmente por imprevistos en el desfile no llegaron a salir, pero él lo recuerda como si fuera ayer. También se acuerda del año que se decidió intentar que desde los palcos no le tiraran habas al Nerón. El resultado no fue muy halagüeño.

Hablar con él de la evolución tanto del Paso Azul como de la Semana Santa de Lorca es algo que todos los procesionistas de nuestra ciudad deberían hacer una vez en la vida. Resulta imposible no aprender algo. “Ahora no hay guerra, antes se formaban auténticas batallas campales”.

Entró a formar parte de la Junta Directiva durante la presidencia de Cristóbal Alcolea como vocal, y con la llegada de José Antonio Ruiz a la presidencia se incorporó al Consejo Asesor: “hay que dejar paso a los jóvenes con ilusión y ganas de trabajar. El cargo no es importante”. Especialmente ligado al mundo del caballo, durante muchos años ha recorrido España entera buscando los mejores caballos para el Paso Azul y a su vez recogiendo anécdotas que podrían llenar varios libros.

Pocas personas habrán trabajado tanto por la Hermandad de Labradores como Gregorio Albarracín Martínez que, junto a su padre, D. Domingo Albarracín, se han convertido en la primera pareja padre-hijo en recibir el mayor galardón del que dispone el Paso Azul. Enhorabuena Gregorio y… ¡manivela!

 

“Para mí es como un hermano, siempre ha estado, cuando lo he necesitado y cuando no” – José María Miñarro, Presidente del Paso Azul

“Gregorio tiene algo especial: cuando dice algo, siempre es lo adecuado, lo que hay que hacer para que todo salga bien” – Miguel Comas, Vicepresidente de Carros

“No he tenido la suerte de trabajar a su lado, pero sí con sus hijos, y viendo lo que han aprendido queda claro su valía como azul y como persona” – Alfonso Trapero, Vicepresidente de la Casa del Paso

“Salir con él de mayordomo es un seguro de vida” – Jesús López, Vicepresidente de Mayordomía

 

Artículo extraído del XXVIII  número de la revista AZUL.

Que el Paso Azul es el culpable de que la Semana Santa de Lorca sea tal y como la conocemos hoy día es algo fuera de toda duda. Carros de gran formato, enganches desfilando a galope tendido, caballerías conformadas íntegramente por mujeres… En este sentido destaca especialmente la cuadriga.

Ideada en 1945 por D. Pedro Martínez Guijarro, supuso un éxito sin parangón para el Paso Azul y un punto de inflexión para los desfiles de nuestra ciudad. Según contaba el mismo Pedro, la idea de sacar un tiro de cuatro caballos al galope por la carrera surgió cuando se encontraba en Madrid haciendo el servicio militar. Encontrándose en la capital, acudió al cine a ver una película de aventuras con tintes fantásticos titulada «La corona de hierro«. Al poco tiempo volvió a Lorca y le planteó la idea a D. Juan Mouliaá, Presidente de la Hermandad de Labradores por aquel entonces, que accedió con la condición de ver una primera prueba de la que ni el propio padre de Martínez sabía nada.

A partir de ese momento, y en el mayor de los secretos, empezaron a prepararlo todo. A diferencia de hoy día, decidió hacer un solo «tirón» y, al llegar al final de la calle Corredera, empezó a recorrerla marcha atrás hasta llegar al principio de la misma. «Sucedió algo tan insólito que aún hoy día me emociona recordar. Y fue que al mirar a los palcos vi que me estaban aplaudiendo todos, los blancos y los azules», relataba el protagonista en un texto para la revista Cortejo de 1973 y recuperado en un número especial de AZUL publicado en 1990.

Las espectaculares escenas de una película transformaron una Semana Santa, y aquí os traemos esas mismas imágenes:

Primero fue 1, luego 4 y ahora 7 cuádrigas hacen temblar la carrera cada Viernes Santo

Vespasiano, Tito, Domiciano, Flavia Domicia, Nerva, Trajano y Adriano

La Cruz Guía es un símbolo dentro de nuestra Hermandad, ya que es una de las piezas más antiguas y emblemáticas del Paso Azul.

Por la iconografía típica de la advocación de la Virgen de los Dolores, que la representa en su soledad al pie de la Cruz de Cristo, nuestra titular ha llevado tradicionalmente una cruz en su trono. Es por esto que la presencia de este elemento en nuestro cortejo ha estado ligada a la imagen de la Stma. Virgen de los Dolores

CRUZ GUIA ALTAR

Se trata de una cruz de madera tallada con baño de plata que porta un delicado sudario hecho en encaje de bolillos de hilo de plata con la cruz y la escalera en alusión al martirio de Cristo. La cruz está decorada con motivos vegetales y presenta detalles en dorado en los remates de los extremos y la parte superior. En esta, inscrita en una cartela leemos la leyenda INRI (Jesús Nazareno Rey de los Judíos). En el centro figura el emblema de la primitiva Hermandad de Labradores que se fundara en la primera mitad del siglo XVII: el corazón con los siete puñales, en alegoría a los Siete Dolores de la Virgen.

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Esta cruz ha desfilado en nuestra Hermandad al menos desde los últimos años del siglo XIX, cuando aparecía en el antiguo trono en andas de la Virgen. Iba colocada detrás de la imagen, junto con cuatro ángeles que sostenían la candelería del trono y que recogían el largo sudario que caía de la cruz.

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En esta posición se mantuvo hasta el cambio al trono de ruedas ideado por Francisco Cayuela en los primeros años del siglo siguiente. Es en este trono, conocido por llevar el conjunto de paños que Cayuela diseñara para la Virgen (el Reflejo, el Ángel Velado, San Juan, María Magdalena), cuando comenzó a desfilar la cruz delante de la Virgen.

Al acometerse la modificación de este trono, la cruz dejó de desfilar, siendo sustituida por una cruz de metal (que es la que actualmente desfila en la carroza del Triunfo del Cristianismo).

Este trono se perdió en la Guerra Civil, tras la cual la cruz comenzaría a desfilar acompañando a la imagen de María Magdalena. Esta talla, obra de Vicente Benedito en 1949, desfiló sobre el primer trono de que dispuso la Virgen tras la guerra, y representaba a la Magdalena asiendo con sus manos la Cruz.

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Cruz Guía acompañando a la imagen de María Magdalena.

Esta imagen dejó de desfilar en los años 70 y, en la década siguiente, la Cruz adquirió un especial protagonismo al aparecer sobre el trono antes adaptado para la Magdalena acompañada de dos ángeles. Curiosamente, estos ángeles ya habían desfilado con la cruz, al ser dos de los cuatro que acompañaban a la Virgen sobre el antiguo trono de andas.

TRONO CRUZ

La cruz desfiló sobre el trono de esta manera hasta el año 2001, cuando comenzó a ser portada en carrera por un mayordomo a pie.

13. Cruz Alzada con sudario. Paso AzulTras 5 meses de trabajo en Octubre de 2009 se finalizó su restauración, llevada a cabo por Joaquín Bastida Gil. En este proceso se quiso conservar al máximo todo el valor histórico-artístico que la pieza posee, quiza lo más rápido y sencillo hubiese sido platear de nuevo la Cruz, pero se hubiesen perdido la plata original, las pátinas y corlas originales así como las veladuras que llevaba. Por ello la Hermandad de Labradores, Paso azul, decidió acometer el proceso de reintegración más adecuado para que la pieza restableciese sus valores originales.

Por su antigüedad y la especial función que históricamente ha tenido la cruz en el cortejo, este es un elemento muy apreciado por nuestra Hermandad. Durante todo el año está colocada en el retablo mayor de San Francisco, junto al sagrario, y ha sido testigo de los acontecimientos más importantes que en nuestra iglesia se han sucedido. A la llegada de la Virgen en 1942, en el día de su bendición, la cruz se colocó tras ella a la manera que se solía hacer con la antigua talla, y ha presidido en varias ocasiones el camarín del retablo mayor, por ejemplo, con motivo de la Coronación Canónica celebrada en 1997.

Bibliogtrafía:

Texto: GuiAzul

Imágenes: GuiAzul, Joaquín Bastida y Archivo fotográfico Paso Azul

Entrada realizada por Guiazul (Miriam Lorente y Adrián Páez)

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José Capuz Mamano (Valencia 1884 – Madrid 1964) supuso para el panorama escultórico español del primer tercio del s. XX el paso de la tradición a la contemporaneidad encarnando la reformulación de las artes escultóricas. Sobre la base de premisas propias de la antigüedad clásica, Capuz incorpora un lenguaje personal caracterizado por la simplificación expresionista propia del momento artístico en el que se desarrolla su obra. Formado académicamente en el taller de imaginería familiar y, posteriormente, en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, se traslada a Madrid para, poco después, iniciar un periodo de formación en países como Italia y Francia donde se contagia, en el primero, de la serena belleza de los perfiles clásicos y, en el segundo, de la indiscutible transición que supone Rodin para la escultura contemporánea.

tumblr_inline_ntok6xImXm1r3nqgy_400En un segundo periodo profesional de su vida, entre su vuelta a Madrid y la posguerra española, Capuz se consolida académicamente obteniendo la Cátedra de Vaciado y Modelado de la Escuela Superior de Artes y Oficios de Madrid y, después, como académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Esta etapa supuso para Capuz la oportunidad de alcanzar el ansiado equilibrio entre lo aprendido y asimilado en su viaje europeo y las corrientes artísticas del momento; es decir, logra la armonía entre la tradición de los referentes clásicos y la incorporación de un lenguaje personal caracterizado por estar cargado de un alto contenido espiritual; trasciende la serenidad y delicadeza de las formas clásicas para dotar de emoción y narración a la obra escultórica al aprovechar la anatomía humana como vehículo conceptual, algo muy difícil de conseguir en un género como el escultórico y, más aún, en la escultura religiosa procesionaria.

La historia española va a definir la que será la tercera y definitiva etapa profesional de Capuz, pues la Guerra Civil trae consigo una importante destrucción del patrimonio religioso de cofradías procesionarias e iglesias a lo que seguiría, además, un nuevo clima de exaltación neocatolicista. La principal consecuencia será un importante número de encargos con el fin de reponer el inventario de imágenes con la peculiaridad de que éstos, mayoritariamente, pedían la máxima fidelidad a la imagen original. Esta circunstancia dejará poco margen a la creación artística pero Capuz, consagrado ya por un reconocimiento unánime de la crítica, supo superar y aprovechar esto aunando las restrictivas especificaciones de sus encargos con las características de su obra absolutamente personal, razón por la que se convierte en referencia indispensable del panorama artístico español de su época.

Es en este contexto temporal y artístico en el que la Hermandad de Labradores, Paso Azul, decide encargarle la realización de una talla que habrá de sustituir a la desaparecida imagen de la Stma. Virgen de los Dolores, titular de la cofradía.

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La Virgen de los Dolores el día de su llegada a Lorca.

Dentro de la producción escultórica del maestro valenciano hemos de diferenciar las obras religiosas y las profanas. La obra religiosa de José Capuz adapta las corrientes artísticas contemporáneas a la imaginería –anclada en la tradición– imprimiendo en ella los rasgos característicos del resto de su producción, lo que le confiere un aire ciertamente novedoso. El religioso es un tema que comienza a abordar en la mitad de los años 20, con obras destinadas a la cofradía marraja de Cartagena como la Virgen de la Soledad o la Piedad, y en el que se ve ratificado como renovador con la realización en 1930 del grupo escultórico del Descendimiento, también para la cofradía cartagenera y que consigue equilibrar perfectamente la tradición y la innovación.

Descendimiento de Capuz.
Descendimiento de Capuz.

La gran demanda de imaginería tras la Guerra Civil, género este al que prácticamente se vería reducida la actividad de los escultores, provoca que las cofradías encarguen un gran número de tallas, obras que prácticamente debían reproducir las anteriores. José Capuz, con una carrera ya consagrada antes de la contienda, combina con acierto las exigencias de los encargos con sus propias inquietudes como artista. Consistían estas en dignificar la imaginería como escultura, equiparándola con la estatuaria clásica, por ejemplo, con la utilización para la realización de la imagen de San Juan Evangelista de Cartagena de un vaciado en yeso de un busto clásico del s. II d.C., en la que subyace el interés del escultor por el mundo clásico y los valores que pudiera aportar a la imaginería.

Pese a la coyuntura, Capuz consigue realizar una actividad de creación real, llevada a cabo desde el conocimiento de las imágenes de culto y la incorporación a estas de la novedad que traían las corrientes artísticas y las características propias de su obra.

En cuanto a la obra profana, Capuz se emplea en una obra expresionista de manera mucho más evidente, con la representación de arquetipos del dolor o la espiritualidad, especialmente en sus trabajos en bronce. En su estancia en Roma entra en contacto con los autores clásicos que tomaría como referentes en su trabajo y, particularmente, con la escultura renacentista de Miguel Ángel, cuya influencia es evidente en numerosas obras posteriores.

Es claro el gusto por lo clásico en el trabajo de Capuz, y a este acudiría para reinterpretarlo en esculturas de carácter personal que se enmarcan en las corrientes artísticas del momento, con el resultado de obras como Diana cazadora, de marcadas resonancias art decó.

Diana Cazadora
Diana Cazadora.

Al aceptar el encargo de la Santísima Virgen de los Dolores, Capuz afronta uno de los encargos más difíciles de su carrera, pues la obra ha de ajustarse a las restrictivas condiciones especificadas en el contrato con la Hermandad de Labradores y a los propios principios del escultor. Uno de estos axiomas consistía en la negativa del artista a tallar imágenes de vestir, lo que hacía extremadamente complicado completar el trabajo, pues la imagen debía ajustarse a las medidas de la anterior con el objetivo de que pudiera portar el manto ideado por Cayuela.

"Ídolo" en los Jardines Del Real de Valencia.
«Ídolo» en los Jardines del Real de Valencia.

Una vez aceptado el encargo, decide representar a la Madre de Dios arrodillada sobre una roca del calvario, adorando la Cruz que sirvió para matar a Jesucristo. Esta disposición sigue las líneas que trazara en su juventud cuando talló «Ídolo» con el objetivo de representar el arquetipo universal del orante.

De la misma manera idea un rostro sereno y solemne para remarcar el carácter de icono venerable de la dolorosa. A esa serena grandeza de la Virgen de los Dolores contribuye su decidida frontalidad y simetría, características muy presentes en la estatuaria egipcia, uno de los principales referentes estéticos en la obra de Capuz. En este sentido también es necesario señalar la escultura conocida como Artemisa Farnesia, que concentra todos los elementos caracterizadores del ídolo religioso desde tiempos ancestrales tales como su acusada frontalidad, la actitud de orante u oferente y la utilización del revestimiento con un ajuar de carácter simbólico. Todo esto hace de la Virgen de los Dolores un ejemplo de la más bella escultura clásica pero concebida en el siglo XX.


En definitiva, Capuz consigue realizar una imagen atemporal de la serena meditación de los misterios dolorosos de María, que hoy en día sigue desempeñando su papel de reina en el fastuoso cortejo bíblico lorquino.


Texto: Diana Murcia; Daniel Navarro; Adrián Páez. Documentación: Capvz. Profano y Sacro; Apuntes Azules: Una visión diferente del Paso Azul; Apuntes para una historia del Paso Azul; lahornacina.com. Fotografías: Archivo Paso Azul; Google Imágenes; Francisco Javier Martínez.

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Representando el dominio del Egipto ptolemaico sobre Palestina, aparece en la procesión azul la figura de Ptolomeo IV Filopátor, quien reinó en Egipto entre los años 221 y 205 a.C. y que, victorioso sobre el Rey Antíoco III de Siria en la batalla de Rafia, mandó ofrecer sacrificios en el Templo de Jerusalén, según nos ha llegado a través de lo escrito por el historiador Flavio Josefo.

La dinastía de este rey se origina tras la muerte de Alejandro Magno, cuando sus cuatro generales principales se repartieron el imperio, correspondiéndole a Ptolomeo Egipto, siendo así el primer gobernante de la dinastía Ptolemaica o de los Lágidas (que reinará en Egipto desde el 305 al 30 a.C., cuando muere Cleopatra, y con ella el imperio egipcio, que pasa a ser una provincia romana).

Tanto Ptolomeo IV como sus predecesores aparecen en el Antiguo Testamento en el tercer y cuarto libro de los Macabeos y en el libro de Daniel, cuando empieza describiendo la sucesión de Alejandro Magno.

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La figura de este Faraón se incorpora a la procesión azul en 1970 durante la presidencia de D. José María Castillo Navarro. Todo el conjunto actual –carro, manto, esclavos y palafreneros– se estrenó en 2010.

Aparece desfilando como auriga de una biga triunfal, toda ella tallada en madera rematada por las efigies de Ptolomeo III (su padre) a ambos lados y de la esposa de Ptolomeo IV, Arsínoe III (en la parte central del carro). Los radios de las ruedas están tallados semejando flores de loto.

El Faraón luce un gran manto de terciopelo negro y raso verde, y se toca con un casco que simula la doble corona egipcia, la cual representa la soberanía sobre el Alto y el Bajo Egipto.

El manto constituye un homenaje al inicio de la dinastía Ptolemaica, representando en la parte superior a los predecesores de Ptolomeo IV en el trono de Egipto y, en la parte inferior, una escena correspondiente a la batalla de Issos, determinante en la guerra entre Alejandro Magno y el persa Darío III, la cual daría lugar a que Egipto quedara bajo dominio macedonio, lo que más tarde redundaría en el comienzo de la dinastía Ptolemaica.

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Todo el manto va orlado, utilizando el fondo de raso verde, por una greca en oro y sedas en tonalidades rosas con motivos egipcios tales como la flor de loto.

MEDALLONES PTOLOMEOEn la parte superior del manto y sobre terciopelo negro figuran tres imágenes correspondientes a los bustos de Ptolomeo I, II y III –izquierda, derecha y centro, respectivamente– los dos primeros tomados de esculturas y el tercero de una moneda, a los cuales se les ha añadido un texto jeroglífico con el nombre del Faraón en cuestión encerrado en un cartucho como acostumbra la tradición egipcia. La figura de Ptolomeo III cuelga del cuello del manto a modo de estola.

Como homenaje a la fundación de su dinastía, el motivo central es la susodicha batalla de Issos entre Alejandro Magno y Darío III en la que participó Ptolomeo I siendo general de Alejandro Magno. La escena se tomó de un mosaico encontrado en Pompeya y conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

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La técnica seguida en el bordado de este manto consiste en un bordado plano en seda sobre el que se ha bordado cada una de las teselas que componen el mosaico, reproduciendo así cada una de las pequeñas piezas y dando lugar a este resultado, único y pionero en el bordado lorquino, con el que el Paso Azul vuelve a hacer historia con la aguja en nuestra Semana Santa.

Es un bordado sobre bordado, una obra maestra, única e incomparable, digna de apreciar.

El manto, que se empezó a bordar el día 10 de Julio de 2008 y se terminó el 26 de Marzo de 2010, fue diseñado por D. Joaquín Gimeno Mouliaá y dirigido por D. José López Gimeno y D.Cristóbal Leal Martínez, interviniendo en el mismo 11 bordadoras.

Bibliogtrafía:

Texto: Apuntes Guiazul 2017 y “Apuntes azules” (Pascual Pérez)

Imágenes: Web Paso Azul y Archivo de imágenes GuiAzul

Entrada realizada por Guiazul (Miriam Lorente y Adrián Páez)

Uno de los principales elementos que conforman la Semana Santa de Lorca es la conocida como ‘Carrera’, es decir: el recorrido que seguirán los pasos y cofradías a la hora de desarrollar su desfile. Como casi todos las partes que conforman la Semana Santa de Lorca, desde sus inicios ha evolucionado en gran medida y hoy queremos hacer un breve repaso de las calles por las que han figurado en el recorrido a lo largo de los años.

  • mitad del s. XVIII – 1891

San Patricio – C/ Corredera – Puerta de la Palma – San Patricio

El Viernes Santo por la mañana se ampliaba el recorrido al volver a San Patricio por la Plaza del Ibreño y la Calle Cava haciendo la entrada a la Plaza de España por el Arco de los Abades.

En esta época aparecen los grupos que posteriormente darían lugar a los que posteriormente configurarán la Semana Santa de Lorca, como por ejemplo, la Calle de la Amargura y algunas caballerías.

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  • 1891 – Años 20 del s. XX

Santo Domingo, C/ Juan de Toledo, Plaza del Ibreño, C/ Cava, Plaza de España, C/ Selgas, C/ Fernando el Santo, C/ Alonso el Sabio, puerta de Nogalte, C/ Corredera, Posada Herrera, C/ Lope Gisbert, Don Juan Prim, C/ Corredera, Santo Domingo

Estas calles serán testigo de la época dorada del bordado lorquino iniciada por D. Francisco Cayuela.

En estos años aparecen y se desarrollan algunos de los grupos bíblicos más característicos del modelo procesional lorquino como Moisés, el Triunfo del Cristianismo o Débora.

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  • Años 20 del s. XX – 1956

Santo Domingo, C/ Lope Gisbert, C/ Príncipe Alfonso, San Francisco, puerta de Nogalte, C/ Corredera, Puerta de la Palma, Santo Domingo

Se suprime el paso por la Plaza de España y en la Calle Corredera se instalan plataformas de madera con sillas encima para ver los desfiles.

En 1945 aparece el grupo de las cuádrigas de la mano del Paso Azul y D. Pedro Martínez Guijarro.

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  • 1956 – Actualidad

C/ Lope Gisbert, C/ Príncipe Alfonso, Plaza de Colón, C/ Serrallo, Avda. Juan Carlos I, Floridablanca

Se suprime el paso la Calle Corredera trasladándose a la actual Avenida Juan Carlos I. Cabe destacar que el mencionado itinerario ha experimentado diferentes ampliaciones hasta quedar como lo conocemos hoy en día. Además, las tribunas también han evolucionado de las anteriores de madera a las actuales de acero con asientos de plástico.

Entre otras cosas, este cambio se produce debido al cada vez mayor tamaño de las carrozas.

Daniel Franco Murcia 

Bibliografía:  
-“Cofradías y Hermandades Pasionarias en Lorca” Editora Regional de Murcia, MUNUERA RICO, Domingo.
- Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.

Texto: Adrián Páez y Daniel Navarro. Edición: Daniel Navarro.

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Recopilación de enlaces a las entradas confeccionadas con motivo del 75º Aniversario de la llegada a Lorca de Nuestra Madre la Stma. Virgen de los Dolores dispuestos en el orden más cómodo para su lectura:

-La Virgen de los Dolores: Reina del cielo, Madre Azul – I

  • Antecedentes
  • El origen, 1941
  • José Capuz Mamano
  • Juan Borrero, maestro de la plata
  • Iconografía

-La Virgen de los Dolores: Reina del cielo, Madre Azul – II

  • Santísima Virgen de los Dolores
  • Evolución de los tronos
  • Trono actual
  • Portapasos
  • Acompañamiento musical

-La Virgen de los Dolores: Reina del cielo, Madre Azul – La llegada a Lorca

-La Virgen de los Dolores: Reina del cielo, Madre Azul – III

  • Terremoto
  • Estandarte
  • Nazarenos
  • Procesión de Viernes de Dolores
  • Procesión de Viernes Santo

-La Virgen de los Dolores: Reina del cielo, Madre Azul – Ajuar

  • Mantos
  • Trajes
  • Coronas
  • Puñales

-La Virgen de los Dolores: Reina del cielo, Madre Azul – 75 Años en imágenes

-La Virgen de los Dolores: Reina del cielo, Madre Azul – Revista Azul nº 25 (narración de la llegada a Lorca)


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Conjunto con el que la Virgen de los Dolores desfila en la actualidad

Esta vez nos saltamos el orden cronológico seguido hasta ahora para la publicación de números de la Revista AZUL, pues la ocasión lo merece. Con motivo del 75º Aniversario de la llegada a Lorca de la Stma. Virgen de los Dolores os traemos un relato de aquel mismo momento escrito por Miguel Ángel Bastida Gil y publicado en el el número 25 de AZUL. ¡Disfruten!

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Pincha aquí para ver la revista completa.


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1942 - La imagen llega a Lorca y se procede a su bendición
1943 - Primer trono
1944 - Se borda el estandarte Guión y comienza a celebrarse la Serenata
1949 - Trono de los Ángeles
1966 - Comienzan a salir en procesión señoras con mantilla
1969 - Primera reforma del trono de los Ángeles
1971 - Primera escolta de fuera para la Virgen. Actualmente la acompaña el Escuadrón a Caballo de la Guardia Civil
1974 (aprox.) - Segunda reforma del trono de los Ángeles
1981 - Trono de Marmolejo
1984 - El adorno floral del trono comienzan a realizarlo floristas profesionales
1985 - Traslado de las imágenes para la primera restauración de San Francisco
1987 - Vuelta de las imágenes tras la restauración de San Francisco
1992 - Año jubilar por el 50ª Aniversario de la talla
1997 - Coronación canónica
2007 - Trono de plata de Juan Borrero
2011 - Traslado de las imágenes por el terremoto
2012 - Vuelta de las imágenes a San Francisco tras la reconstrucción
Actualidad

Fotografías: Archivo Paso Azul; Azul, un sentimiento; Revista AZUL; La Verdad; Daniel Franco; Jaime Insa; Fco. Javier Martínez; Daniel Navarro.

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Ajuar.

Aunque dentro de unos parámetros muy estrictos y con una gama de colores limitada, el extensísimo ajuar de la Virgen de los Dolores cuenta con piezas de gran calidad que se han ido confeccionando a lo largo del tiempo. Aquí solo trataremos las piezas más reconocibles del mismo.

 

Mantos.
Entre los mantos bordados de la Stma. Virgen de los Dolores podemos distinguir entre mantos de camarín y mantos para salidas, siendo estos últimos de mayores dimensiones. Además, existen otros sin bordado pero de telas de gran calidad que puede llevar para el tiempo en el que se encuentra en su retablo. De los mantos de camarín destacan los dos bordados, ambos sobre terciopelo en color oscuro y con motivos vegetales, como acostumbran las distintas piezas de nuestra Hermandad. Uno de ellos se inspira en el manto negro de mediados del s. XIX, mientras que el otro presenta elementos tales como espigas o anagramas marianos. Por otro lado, entre los mantos que podríamos llamar «de procesión», encontramos dos mantos negros y el manto azul. A continuación vamos a conocer un poco de la historia de estos mantos:

A mediados del s. XIX y costeado por la entonces Camarera de la Virgen, Dª Luisa Álvarez Fajardo, se confeccionó en un taller de Lorca un manto en terciopelo negro, siendo el más antiguo de los que se atesoran actualmente en el ajuar.  Se bordó siguiendo una técnica más propia de Andalucía, el bordado a la carta, y en él predominan los motivos vegetales bordados en oro. En la zona central figura un campo de estrellas cuyo bordado se asemeja más al que se desarrollaría posteriormente en Lorca, es decir, con un menor realce del oro. Vistió a la titular de la Hermandad durante la segunda mitad del s. XIX, y, tras la ejecución del manto azul, en ocasiones tan importantes como la vuelta de la Dolorosa a San Francisco en marzo de 2012.

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Posteriormente, bajo dirección y diseño de D. Francisco Cayuela, se bordó entre noviembre de 1904 y junio de 1905 el manto azul que la Virgen viste en Semana Santa. Fue promovido y costeado por la Camarera de la Virgen, Dª Angelina Parra, y otras devotas de la Dolorosa. Supuso una auténtica revolución en el bordado lorquino que se desarrollaba entonces, pues apostó firmemente por la seda como protagonista indiscutible de la composición. Esta obra dio inicio a la que se ha denominado como «época dorada» del bordado lorquino.

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Constituye una gran alegoría de la Pasión de Cristo, figurando en él motivos alusivos a esta como los instrumentos del martirio de Cristo, la sentencia de Pilatos o la Santa Faz. Estos se inscriben en cartelas y se sitúan sobre la escena principal, donde se representa a un grupo de ángeles junto a la Santa Cruz, uno de los cuales, con las alas extendidas arroja flores sobre el Madero mientras los otros dos lo sujetan. Todo se rodea por una orla de hojas de acanto bordadas en suaves azules. Además, el manto lleva una puntilla de encaje de bolillos de oro realizado en Almagro, Ciudad Real, desde los años ochenta del siglo XX. Alrededor del manto circula una leyenda que cuenta que Cayuela fue internado en un manicomio debido a la locura que le causó imaginar tamaña obra para su Virgen. Aunque difuminada por la tradición popular, la leyenda tiene de cierto que Cayuela estuvo ingresado en un sanatorio y que desde allí dirigió a las bordadoras. Todo esto ha contribuido de una u otra manera a engrandecer el interés que suscita esta obra maestra del bordado.

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El último manto en incorporarse al ajuar de la Virgen se bordó en los talleres del Paso Azul y fue estrenado en 2013. Se trata de un manto bordado en oro sobre terciopelo negro que se adapta a las dimensiones del trono actual y se inspira en el antiguo manto negro. En su parte central figuran, además de las estrellas, dos ángeles flanqueando un anagrama mariano. Su diseño fue obra de D. Joaquín Gimeno Mouliaá y de su dirección se encargó D. Cristóbal Leal Martínez. Es el utilizado para el septenario y los distintos actos solemnes en San Francisco.

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Malla de plata

Trajes.
En la mayoría de los trajes o sayas de la Virgen de los Dolores predomina el color rosa, aunque también existen trajes de color negro. El más antiguo que se conserva pertenecía a la imagen desaparecida en la Guerra Civil, siendo el primero con el que procesionó la talla actual. Es un traje realizado sobre raso de color rosa y aunque carece de bordado, es muy rico debido a la malla de plata que lo cubre. En ella se pueden observar una serie de motivos florales y el anagrama de María. Este traje no cubría la imagen al completo sino que solo tapaba la parte delantera de la misma.

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Motivos vegetales en tonos grises

El primer traje completo que va a tener Nuestra Madre se realiza en la década de los 60 siendo Camarera Dña. Dolores García Artero. El género en el que se realizó es regalado por Teresa Castellar y el diseño del mismo estuvo a cargo de Joaquín Castellar Gallego. El traje, también de color rosa, está bordado con motivos vegetales en tonos grises que presentan gran verticalidad. Al mismo tiempo se realizó un cojín a juego con el traje.

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Oro, sedas y pedrería

El Viernes de Dolores de 1987 se estrenaría un nuevo traje realizado en raso de color rosa y bordado en oro con algunos motivos en sedas y pedrería. El bordado se compone de una serie de motivos vegetales inspirados en el Manto Negro de 1856. Este traje fue costeado por la Asociación de Ntra. Sra. de los Dolores y mayordomos azules. La pieza se realiza en el domicilio de la Camarera de la Virgen, Doña Dolores García Artero, y es dirigido por Joaquín Gimeno Mouliaá, invirtiéndose en él más de dos mil horas de trabajo.

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Coronación Canónica

El 15 de Septiembre de 1997, día de la Coronación Canónica de la Reina del cielo, se estrena un traje realizado especialmente para la ocasión. Diseñado y dirigido por Joaquín Gimeno Mouliaá y costeado por D. Juan José García Mínguez, el traje se realiza en raso rosa y se borda en sedas matizadas de distintos colores. En él se representan diferentes motivos vegetales.

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Reflejo

El último de los trajes que conforma el ajuar de la Doloricas es el que estrenó el Viernes de Dolores de 2011. Este traje está realizando sobre raso color rosa y bordado simulando un damasco en sedas color marfil. Fue diseñado por D. Joaquín Gimeno Mouliaá inspirándose en el traje que porta la Virgen en el estandarte del Reflejo. Con esta obra se perseguía ver a la Dolorosa de Capuz vestida según Cayuela, es decir, con este traje y el manto Azul. Actualmente procesiona con él.

La Virgen también posee un traje de terciopelo negro liso y otro de terciopelo negro y encaje de paño color marfil. Este último es el que viste durante el periodo de Verano, ya que permite mejor la «respiración de la madera» y tras la restauración de la talla fue recomendado por los propios restauradores.

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Negro liso

Coronas.
Tras la Guerra Civil y debido a que la antigua corona de la Virgen de los Dolores había desaparecido, la Junta Directiva de la Hermandad se ve obligada a encargar una nueva aureola de las mismas características que la desaparecida. En el año 1941 y tras encargarle la nueva talla a Capuz, se le piden las medidas de la talla y la proporción que debiera tener la corona. Capuz responde a la Hermandad que la aureola ha de tener una circunferencia de 37 centímetros. Tras obtener las medidas, Joaquín Gimeno Castellar se dirigió a un taller de orfebrería de la ciudad de Murcia donde encarga la corona. Esta se compone por una aureola de torta de plata labrada. En su interior se encuentra el Anagrama de María, a este lo envuelven una serie de ráfagas en donde se pueden observar diferentes cartelas con los atributos de la pasión de Cristo. Finalmente y siguiendo el Evangelio de San Juan la rodean doce estrellas. Nuestra madre estrenaría la corona el 26 de marzo de 1942 siendo este el día de la llegada de la nueva talla a Lorca.

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En el año 1965 acude al taller del orfebre murciano Vicente Segura una comitiva de azules, con D. José María Gimeno a la cabeza, con el fin de encargarle una nueva diadema para la Dolorosa. Esta se realizará durante el año 1966 y será costeada por diferentes donaciones de azules además de pagarle en especie con 3 kg. de plata. La corona está realizada en plata y bañada en oro de ley. Podemos destacar de esta diadema el Anagrama de María coronado por dos ángeles que se encuentra en la parte frontal. Tiene una estructura semicírcular y simétrica. Se compone de una serie de ráfagas de santidad y de motivos de ornamentación barroca que irradian desde la cabeza de la Virgen. Las ráfagas se coronan con 11 estrellas que contienen un brillante cada una de ellas. Cabe destacar que las estrellas se unen a las ráfagas con unos alambres, esto hace que las estrellas tengan movimiento propio en el caminar de la Virgen.

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El 15 de septiembre de 1997, festividad de los Dolores Gloriosos se celebró en la iglesia de San Francisco la Coronación Canónica de la Virgen de los Dolores. Este día se le impuso la corona realizada por Fernando Marmolejo. Está compuesta por una corona o diadema propiamente dicha que presenta los símbolos de la Pasión con el escudo de la Ciudad en el centro y, por otra parte, por un halo realizado en plata dorada con diamantes y zafiros en el que figura el emblema de la Hermandad y, sobre él, un anagrama mariano superado por una paloma flanqueada por ángeles en representación del Espíritu Santo. En este halo se observan haces de rayos alternados con estrellas que suman doce, siguiendo la descripción que se hace de la Virgen en el Apocalipsis: “… una Mujer vestida de sol… ciñendo su frente una corona de doce estrellas”.

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La aureola más antigua con la que cuenta el ajuar de la Virgen de los Dolores data de finales del siglo XVII y fue realizada por el lorquino Vicente Albarracín. Se trata de una pieza en plata sobredorada y en su color que se adorna con ornamentación afín al estilo de la época, predominando en ella elementos como las rocallas. Presenta los instrumentos de la Pasión encerrados en cartelas, superadas por estrellas, y, alternas a estas, haces de rayos también rematados en estrellas de doce puntas. Es la aureola que luce la talla antigua en el estandarte del Reflejo, creyéndose perdida en la guerra civil hasta que en 2002, gracias a las pruebas documentales y gráficas aportadas, se demostró que se conservaba en una iglesia de Murcia. Fue devuelta a la Hermandad de Labradores y es la que actualmente nimba a la Dolorosa cuando está se encuentra en su camarín.

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Plata labrada

Puñales.
Al igual que sucedió con la corona, tras la desaparición del puñal de la Virgen de los Dolores de Manuel Martínez, la Junta Directiva del Paso Azul realiza un nuevo puñal. Este sería encargado por D. Joaquín Gimeno Castellar al susodicho taller de orfebrería de la ciudad de Murcia. El puñal está realizado en plata labrada con ornamentación barroca y motivos vegetales. Si bien es de pequeño formato, no podemos pasar por alto la gran calidad de esta pieza. Cabe destacar que es el puñal que porta la Virgen durante todo el año en su camarín, estrenándolo el mismo día de su llegada.

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Oro

En el año 1965 se encargaría un nuevo puñal a juego con la nueva diadema realizado en Murcia por el orfebre Vicente Segura. Esta espada fue encargada también por D. José María Gimeno Mouliaá y se realizaría en plata bañada en oro de ley. Este puñal tiene una hoja fina y esbelta que se introduce delicadamente en el pecho de la talla. En la empuñadura destacan los motivos vegetales y ornamentación barroca del mismo tipo que la que aparece en la diadema. Es el puñal que suele tener la Virgen durante la septena en su honor.

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«De las monedas»

En el año 1973 la Virgen de los Dolores recibirá un puñal donado por un devoto que había hecho una promesa que la Virgen le concedió. Este puñal es conocido como «el de las monedas» ya que está compuesto por 7 medallas de oro en las que se representan diferentes advocaciones de la Virgen y el Sagrado Corazón de Jesús. El conjunto está engarzado en una cruz de plata que sirve como empuñadura. En los brazos de la cruz destacan tres brillantes de color aguamarina de gran tamaño y un anillo de gran valor engarzado en la parte inferior.

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Coronación Canónica

El anteriormente citado día de la Coronación Canónica se le puso a la Virgen el puñal realizado para la ocasión, también obra de Marmolejo y que sigue el estilo de la corona, siendo realizado en oro, turquesas y perlas.

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Oro blanco, amarillo y pedrería

Por último, en 2003, se regaló a la Virgen un nuevo puñal, encargado a una joyería murciana. Realizado en oro blanco y amarillo y pedrería, se configura a modo de cruz, figurando en el centro una flor que puede ser retirada, permitiendo dos vistas distintas de la misma pieza. Actualmente es el puñal con el que la Virgen desfila por carrera.

Conjunto con el que la Virgen de los Dolores desfila en la actualidad
Conjunto con el que la Virgen de los Dolores desfila en la actualidad (a excepción el puñal)

Texto: Antonio Mariano Hernández; Adrián Páez. Edición: Daniel Navarro; Documentación: Archivo Paso Azul; GuiAzul; Revista AZUL; Apuntes para una historia del Paso Azul; Azul un sentimiento. Fotografías: Archivo Paso Azul; Fco. Javier Martínez; Marian Martínez; Daniel Navarro.

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