«Simeón después de bendecirlos dijo a María, su madre: Este niño será causa de caída y elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a tí misma una espada te atravesará el corazón». – Lc. 2, 34

Oración en conmemoración del primero de los siete dolores que sufrió María a lo largo de su vida:

¡Oh Virgen María! Madre Dolorosa y la más afligida de todas las madres: postrado a vuestras plantas , por los dolores que padecisteis en vuestra alma, en la vida, pasión y muerte de vuestro Santísimo Hijo, os pido perdón por mis pecados que fueron la causa principal de ellos , y la gracia de nunca más cometerlos. Amén.

Os compadezco, Señora, por el dolor que sintió vuestra delicadísima alma, cuando al presentar al Templo a vuestro querido Hijo, oísteis del Santo Simeón, que una espada de Dolor traspasaría vuestro tierno corazón. Y también me gozo de las dulzuras suavísimas que sentisteis al oír las alabanzas de vuestro Hijo, Salvador del mundo. Por este Dolor y por este Gozo, os pido, Madre Mía, que nunca más clave en vuestro corazón la espada del pecado, y que sienta la dulzura contenida en el nombre de Jesús, cuantas veces lo pronuncie en la vida y en la hora de mi muerte.

Señor mío Jesucristo, por las cinco llagas que padecisteis en la Cruz, y por las innumerables que durante la Pasión, abrió el amor a los hombres en todo vuestro delicadísimo cuerpo, os pido, que, según vuestra misericordia, miréis con ojos propicios a los que redimisteis con vuestra preciosísima sangre, y nos conduzcáis a la Gloria Eterna. Amén.

Representaciones de este momento en el patrimonio del Paso Azul: