Alrededor de las 7 de la tarde, los tronos del Paso Azul, el del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y el de la Santísima Virgen de los Dolores, volvían a salir a las calles de Lorca un Viernes Santo. Aun con los rayos del Sol iluminando la tarde, la Virgen de los Dolores se dirigía a la cuesta de San Francisco para oficiar el encuentro con el titular del Paso Encarnado. Podríamos decir que este es el encuentro más emotivo y espectacular de cuantos se celebran en la ciudad durante la Semana de Pasión.
El Paso Azul ponía en escena casi la totalidad de su patrimonio. Julio César, Meiamen, Cleopatra, Nerón, Debora, Ptolmeo, los Etiopes y las famosas siete cuadrigas azules fueron algunas de las joyas que formaban parte del Viernes Santo azul. En cuanto al sentido estrictamente religioso, el «Cortejo de la Redención» cerraba la procesión azul con el espectacular cortejo fúnebre del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y la Santísima Virgen de los Dolores en su trono de plata portado por sus cerca de 100 portapasos. Desde las tribunas, los lorquinos recibieron con aplausos y en pie a las imágenes azules.
El hilo conductor de la procesión del Paso Azul el Viernes Santo fue el Triunfo del Cristianismo. Con una puesta en escena cargada de historia, simbolismo, espectáculo y emotividad, el cortejo azul comenzó con la misma imagen con la que acabaría, con la de la Virgen de los Dolores bordada en el estandarte guión, obra de Emiliano Rojo.
Al terminar la carrera, la Santísima Virgen de los Dolores y el Santísimo Cristo de la Buena Muerte esperan el final de la procesión en el Huerto Ruano para volver por «carrera» a San Francisco. El Paso Azul, como todos los años, rinde su particular homenaje a la Santísima Virgen de la Amargura al final de su procesión. El trono de la Virgen de los Dolores es trasladado por sus portapasos hasta el encuentro mientras la titular del Paso Blanco sale de la Avenida Juan Carlos I.
El Paso Azul, gracias a la organización de sus mayordomos, hizo la procesión más corta en el tiempo de los últimos años con la misma puesta en escena. Esto hizo que el regreso de los tronos y bandas azules hacia San Francisco fuese más pronto de lo normal.
Las banderas, la banda romana, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y su banda de tambores y por último, la Santísima Virgen de los Dolores con la A.M. Mater Dolorosa a sus espaldas, llegaron a un San Francisco abarrotado de azules tanto dentro de la Iglesia como en la calle Nogalte que esperaban ansiosos y a la vez, con cierta nostalgia la última recogida del Paso Azul en la Semana Santa 2013.
Hasta el año que viene, Madre.