Cuando le llevaron, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron con la Cruz para que la llevara detrás de Jesús. Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. – Lc. 23, 26-27

Oración en conmemoración del cuarto de los siete dolores que sufrió María a lo largo de su vida:

¡Oh Virgen María! Madre Dolorosa y la más afligida de todas las madres: postrado a vuestras plantas, por los dolores que padecisteis en vuestra alma, en la vida, pasión y muerte de vuestro Santísimo Hijo, os pido perdón por mis pecados que fueron la causa principal de ellos, y la gracia de nunca más cometerlos. Amén.

Me compadezco, Señora, de la pena que sentisteis cuando hallasteis a vuestro inocente Hijo con la Cruz a cuestas, desangrado y sin fuerzas en la Vía Dolorosa; y me alegro del ánimo que tuvisteis para llevar a cabo la parte que os cupo en nuestra salvación. Concededme, Señora, la gracia de llevar con paciencia y aún con alegría las cruces de esta vida, para imitaros hasta conseguir el fruto de la redención, el Cielo.

Señor mío Jesucristo, por las cinco llagas que padecisteis en la Cruz, y por las innumerables que durante la Pasión, abrió el amor a los hombres en todo vuestro delicadísimo cuerpo, os pido, que, según vuestra misericordia, miréis con ojos propicios a los que redimisteis con vuestra preciosísima sangre, y nos conduzcáis a la Gloria Eterna. Amén.

Representaciones de este momento en el patrimonio del Paso Azul: