Historia

Retablo de la Vera Cruz.
Retablo de la Vera Cruz y Sangre de Cristo.
Para hablar de los orígenes del Paso Azul es preciso remontarse a mediados del S.XVI (1555), cuando tenemos datada la existencia de la cofradía de la Santa Vera Cruz y Sangre de Cristo, que salía en procesión el Jueves Santo por la noche. Esta se constituyó originalmente en el Convento de frailes predicadores de Nuestra Señora la Virgen de la Piedad, Santo Domingo, donde pasaría cuarenta años (excepto por un breve periodo en San Patricio), tras los cuales y por desavenencias con los dominicos, se desplazó al convento franciscano de la puerta de Nogalte, en cuya iglesia adquirió distintas capillas del lado del Evangelio hasta que, a finales del S.XVII, se instala en la capilla del crucero del mismo lado, donde edificará los retablos de la Vera Cruz y Sangre de Cristo y de la Virgen de las Angustias (posteriormente de los Dolores).

La trayectoria de las cofradías de este tipo va ligada a la devoción de Nuestra Señora de las Angustias, de la Cruz, Soledad de María o Dolores. De esta manera, la cofradía de la Sangre potencia la creación de un paso de nazarenos que se encarga del culto y de sacar en procesión a una imagen con este simbolismo, esta es la Hermandad de las Angustias o de los Labradores que, al menos desde 1640, existe como adyutriz (auxiliar) de la Sangre. Esta se estableció, como cooperante de la Sangre, en el convento de San Francisco donde, en 1658, se levantaría el primer claustro (hoy gruta de la Virgen de Lourdes).

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Gruta de la Virgen de Lourdes.
Desde la mitad del S.XVII y en adelante, se reafirma la idea de que esta hermandad se creó para ofrecer ayuda a la cofradía de la Sangre que, desde 1673, ya contaba con tres tronos que desfilaban el Jueves Santo (el Crucificado, la Virgen de los Dolores y la Santa Cena, mediante concordia con la Hermandad del Socorro, que se incorporó este año), y necesitaba colaboración para, además de sacar estas imágenes, engrandecer el cortejo. Durante la primera mitad del S.XVIII, la cofradía de la Sangre alcanza acuerdos de diversa índole con otras cofradías lorquinas (de hermanamiento, participación en distintas procesiones…), logrando una cierta etapa de esplendor de la que también disfruta la Hermandad de Labradores, que en 1756, verá ratificada su existencia mediante bula papal. Así las cosas, la Hermandad de Labradores llega a participar en la procesión más «severa y lujosa» del momento: el Santo Entierro, organizada por la cofradía de la Soledad. También a mediados de este siglo se levanta el segundo claustro del convento (hoy MASS).

Claustro MASS

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Virgen de los Dolores de Manuel Martínez representada por Cayuela en el paño del Reflejo (1914).
Para algunos historiadores, «el siglo de las crisis cofradieras» comienza hacia la mitad del XVIII, extendiéndose durante la primera mitad del siguiente. Esta crisis afecta a la archicofradía de la Sangre hasta tal punto que, a finales del S.XVIII, el propio padre guardián del convento indica que «tengo entendido hay establecida una cofradía que llaman de la Sangre de Cristo, la que no tiene uso, cuyo motivo ignoro». Poco tiempo más tarde, la Sangre escritura un acuerdo para que se turnasen en la organización de su procesión del Jueves Santo la Hermandad de Labradores y la del Cristo del Socorro. En 1796, la Hermandad de Labradores encarga a Manuel Martínez, escultor lorquino, una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores que sustituyera a una anterior de la que no se tienen noticias. Esta es la imagen que aparece retratada en el estandarte del Reflejo y que desapareció en agosto de 1936 durante la Guerra Civil. Finalmente, en 1800, la Hermandad de Labradores consigue el derecho de «hacer y presidir la procesión que en la tarde del Viernes de Dolores sale de la iglesia del Convento de San Francisco».

En este periodo es cuando se produce la desamortización que, a diferencia de lo ocurrido a otros bienes de la Iglesia, en el caso del convento de San Francisco no dio lugar a su subasta , sino que se llevó a cabo con la permuta por los hospitales de San Juan de Dios y San Juan Bautista. De esta manera, el convento, con iglesia y huerto incluidos, pasó a ser propiedad de la Junta Municipal de Beneficencia, que se encargaba de administrar las instituciones de este tipo. Así, en 1838, el convento pasa a ser hospital de beneficencia, y la iglesia se utiliza como capilla de este. Es en este momento cuando desaparece la archicofradía de la Vera Cruz y Sangre de Cristo.

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Entrada al hospital de Beneficencia.
Tras esto, será durante los primeros años de la década de los 50 del siglo XIX cuando, durante la revitalización de las procesiones lorquinas, se reactiva la Hermandad de Labradores, esta vez como el ente que a día de hoy conocemos: Hermandad de Labradores, Paso Azul. Así, nuestra hermandad es «heredera» de la archicofradía de la Sangre y, por ende, de la primitiva Hermandad de Labradores, estando establecida en San Francisco y continuando con el legado de estas, por ejemplo, en la procesión del Viernes de Dolores.

Dedicada a Domingo Munuera

Adrián Páez

Bibliografía:

– MUNUERA RICO, D.; MUÑOZ CLARES, M. y SÁNCHEZ ABADÍE, E.; Perspectivas de la Semana Santa de Lorca

– MUNUERA RICO, D.; Blancos, azules y el cortejo bíblico-pasional de Lorca

– MUNUERA RICO, D. y SÁNCHEZ ABADÍE, E.; La capilla privativa de la extinta archicofradía de la Vera Cruz y sangre de Cristo de Lorca (Vid Salvifica, Antigua y Venerable cofradía de la Sangre de Cristo y la Vera Cruz de Calasparra)

La Semana Santa siempre ha sido el elemento diferenciador de la ciudad de Lorca con respecto al resto del mundo. Los bordados en sedas y oro y su puesta en escena llevan representando a este pequeño rincón de la Región de Murcia desde hace cientos de años. En 1934 atrajeron al reconocido cineasta español José Val del Omar, que participaba en aquel momento de las misiones pedagógicas puestas en marcha por el gobierno de la II República. En él se muestra cómo era Lorca y su Semana Santa hace casi un siglo, no se lo pierdan.

Vídeo recuperado gracias a la Dirección de Proyectos e Iniciativas Culturales Murcia Cultural S.A. y publicado en YouTube por José María Campoy Ruiz

Daniel Navarro Gómez

¿Quién es Lorenzo de Goenaga o Boenaga? Seguramente esa sea la pregunta que ronda en sus cabezas ahoramismo. En esta publicación trataremos de explicar quién era Goenaga y cómo incidió en San Francisco.

Lorenzo de Goenaga

Llamado también como Bonaga, fue un cantero y tracista vasco que trabajó en diversas obras en la ciudad de Lorca. Debió ser padre o abuelo de Andrés de Bonaga, afincado, como el resto de la familia, en Murcia. Después de 1560 es durante varios años, maestro de la Colegiata de San Patricio. Además, trabajó en las obras de la conducción de aguas en el canal de Sutullena, en la Casa de los Irurita situada en la Calle Corredera, así como en la reedificación de la torre de Cope en el año 1573. Murió hacia 1591.

“El primer cuerpo de la portada fue labrado por Lorenzo de Goenaga, que también se encontraba labrando la portada del lado de la Epístola de la Colegiata de San Patricio”

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Encontramos la primera referencia sobre el cantero vasco en el planteamiento de la obra de la nueva capilla mayor. Es lo que se advierte en la escritura de 4 de Julio de 1575:

San Francisco y maese Lorenzo:

En la ciudad de Lorca … estando en el monasterio de señor San Francisco de la puerta Nogalte de esta dicha ciudad por ante mí el escribano y testigos yusoescritos el muy reverendo padre fray Francisco Moreno guardián del dicho monasterio y Francisco Vallejo vecino de esta ciudad como síndico del dicho monasterio de la una parte y maese Lorenzo de Goenaga cantero vecino de esta ciudad de la otra dijeron que ellos se han convenido y concertado en que el dicho maese Lorenzo ha de obrar y hacer a cuenta la capilla que está en la iglesia nueva del dicho monasterio a la parte de la epístola que es la segunda que linda con capilla de Gonzalo Mateo y la ha de dar hecha y acabada como conviene hasta tomar el agua? en forma a como está hecha la capilla del dicho Gonzalo Mateo dentro de tres meses primeros que se cuentan desde hoy dicho día en adelante.

LA PORTADA

La finalización de las capillas laterales en 1620 puso a la comunidad en disposición de acometer la obra del coro, que se asienta sobre las dos últimas capillas de cada lado, de conectar ese nuevo espacio con la mitad del claustro que ya estaba construida desde 1613, y de unir nave principal y capillas con una portada que no se tiene la completa seguridad de que existiera ya a finales del siglo XVI. El profesor Pedro Segado es quien más ha escrito sobre este último particular y la teoría que traza sobre la portada de San Francisco concluye que su ejecución corresponde a dos épocas distintas:

El cuerpo inferior, o principal, que es de la primera etapa constructiva de la Iglesia, tuvo que finalizarse en los años inmediatos a la mitad del siglo XVI, pues en 1565 la Iglesia estaba terminada. El cuerpo superior data de 1638.

La iglesia no es sólo que no estuviera finalizada en el momento de la inauguración, sino que tardó muchos decenios en completarse y, por tanto, la afirmación de que la obra de la portada —más bien parte de ella— pertenece a aquellas fechas o a años inmediatos pudiera no ajustarse a la realidad, más aún no habiendo documento alguno que fije con exactitud su cronología. Dos datos que parecen solventes guiaron esa deducción: los aportados por diferentes cronistas de la Provincia de Cartagena; y los rasgos estilísticos de su arquitectura, que señalan una época y un modelo concreto. La parte baja de la portada del convento de la calle Nogalte tiene como referente formal más próximo la portada de mediodía de la Colegiata de San Patricio. Compuestas las dos a modo de arco de triunfo con columnas pareadas y retropilastras, asentado todo sobre alto plinto y con sendas hornacinas en los intercolumnios, tiene sin embargo la de la colegiata una decoración escultórica mucho más rica que la de San Francisco, que es de líneas arquitectónicas severas y está desprovista de cualquier elemento decorativo.

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Portada del Convento de San Francisco          Portada de mediodía de San Patricio                                                   atribuida al maestro Lorenzo de Goenaga

Espín Rael, en 1927, atribuyó la portada de la colegiata a Lorenzo de Goenaga con las siguientes palabras: Lorenzo de Bonaga (corregiría el apellido en publicaciones posteriores) murió por el año 1591, dejando hecha parte del crucero, con el arranque de sus pilares, y la puerta de éste que daba salida a la Plaza Mayor, con sus gradas que muchos años después se quitaron para hacer el carrerón o rampa que ahora da acceso a ella.

En el contrato que el 16 de Agosto de 1638 firmaba la comunidad con dos artífices locales, dado a conocer por Segado en su obra ya citada, hace de nuevo referencia a la portada de la Iglesia de San Francisco:

“Es condición que se tiene de hacer y proseguir la fachada de la parte de la puerta de la iglesia reparando el friso y cornisa en que fuere menester prosiguiendo la fachada conforme a la traza que está dada”

Con esta información es más fácil analizar el contrato de 1638. Lo primero que sorprende son las palabras proseguir y acabar de hacer las obras de la iglesia que figuran en el encabezamiento, sugiriendo una continuidad en el trabajo de quienes lo podrían haber iniciado, suposición de la que no se tiene ninguna certeza. El termino proseguir se vuelve a utilizar en la tercera condición, en la que se aborda la terminación de la fachada, especificando que se habría de reparar friso y cornisa donde fuere menester, y todo ajustado a la traza dada. Nada se dice de escudos ni hornacina ni ventana con recerco, detalles costosos en su ejecución que solían aparecer reflejados en los contratos de cantería.

Ningún documento salvo el de 1638 en los términos que hemos visto, da cuenta precisa del momento en que se iniciaron los trabajos de la portada de la Iglesia o de que ésta estuviese en curso de construirse. Así pues hemos de tener en cuenta datos indirectos que nos ayuden a delimitar un periodo en el cual pudo iniciarse su construcción. La teoría trazada por Segado Bravo se asienta en la lectura estilística de los diferentes elementos que integran la portada y en la práctica habitual en algunas de estas construcciones:

1) Para el cuerpo bajo, señala la correspondencia exacta con los modelos clasicistas de la arquitectura practicada en la puerta de mediodía de la colegiata, atribuida a Lorenzo de Goenaga; eso situaría la de San Francisco en un amplio abanico de años comprendidos en las tres décadas finales del XVI, porque parece improbable pensar en una construcción contemporánea a los años de la fundación 1561/1565;

2) Las diferencias estéticas en la talla del segundo cuerpo advertidas por el mismo autor, en donde la escultura de la Inmaculada, inserta en una pequeña hornacina, remite a modelos granadinos de primeras décadas del siglo XVII difundidos por el taller de los Mena.

3) Habla también a favor de esta teoría, aunque no se cita por Segado, que el propio Garzón, por ejemplo, terminase la fachada renacentista de El Salvador de Caravaca, de mediados del siglo XVI, años después de su participación en la de San Francisco de Lorca.

Bibliografía:

MUÑOZ CLARES, Manuel.: “Clavis 8”. Historia arquitectónica del Convento de San Francisco de la Puerta de Nogalte,

SEGADO BRAVO, Pedro.:“Lorca Barroca” Ed edit.um.

– Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.

Juan Bautista Mateos Alcolea

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Es el único representante de una serie de órganos que existieron en Lorca durante los siglos XVIII al XX, y que desaparecieron en su totalidad

En el coro de San Francisco, imponente, hermoso y espectacular, se alza la joya musical más preciada del Paso Azul: El órgano histórico de la iglesia de San Francisco. Esta pieza monumental entona, desde hace siglos, gloriosas melodías que engalanan los oficios en la iglesia azul.

organo completo

Él es, el único representante de una serie de órganos que existieron en Lorca durante los siglos XVIII al XX, y que desaparecieron en su totalidad.

Una pieza del siglo XVIII que el Paso Azul ha conseguido conservar. Fue construido en la primera mitad del siglo XVIII, en torno a 1740, por un organero anónimo con influencias de la escuela de Matías Salanova, importante representante una saga de organeros levantinos, que trabajaron en Alicante y Murcia, entre cuyas obras se encuentran los órganos de la catedral de Orihuela y el del convento de Santa Ana en Murcia.

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Decorado con las 5 yagas o heridas de cristo, lo que lo pone en relación con la Archicofradía de la Sangre.

Javier Artigas Pina, Catedrático de Órgano del conservatorio Superior de Música «Manuel Massotti Littel» de Murcia y asesor del Plan de Restauración de los Órganos Históricos de la Región de Murcia,  sostuvo que ésta joya es un «ejemplo claro de la organería española del siglo XVIII, que como característica principal tiene la división del secreto en dos partes, lo que permite que con un solo teclado se puedan hacer juegos de timbres en los que parece que haya más de un teclado».

CARACTERÍSTICAS DEL ÓRGANO DE SAN FRANCISCO DE LORCA

Está realizado en madera de pino policromada y plata coriada, muy acorde con el gusto estético de la época. El teclado, también de pino, es chapado en color hueso. Los sostenidos son de nogal cubiertos de ébano. Sus dimensiones son de 6 metros de altura, 3,02 metros de ancho y 1,68 de profundidad. Su última restauración (anterior a la de 2006 y que más abajo detallamos) finalizó el 28 de abril de 1856, por José Martínez Fraco.

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REGISTROS ESPECIALES
  • Campana (que sirve para dar señal a la persona que mueve los fuelles)
  • Tambores (que emite un sonido como un tambor) es el resultado de dos sonidos ligeramente desafinados, que provoca un batimiento y así se escucha un sonido como un tambor, en este caso (acústico).
OTRAS CARACTERÍSTICAS
  • Este órgano tiene un total de 1094 tubos sonoros
  • La presión del viento es de 74 mm ca
  • Diapasón utilizado: 430 Hz
  • Temperamento desigual (no mesotónico)

“En cuanto al repertorio que se puede interpretar en este instrumento hay que decir que el corpus musical más adecuado es la literatura ibérica de los siglos XVI al XIX, pero no es la única. La literatura italiana, algo de la alemana y francesa, así como la holandesa y en general toda la literatura sin pedal hasta el siglo XIX puede ser interpretada sin mayores problemas en este instrumento.”Javier Artigas Pina.

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RESTAURACIÓN

Gracias al Plan de Restauración de Órganos Históricos de la Región de Murcia comenzó a ponerse en marcha en 2006 la restauración del órgano histórico de San Francisco.

Cartel del Concierto de Inauguración y detalle de la mesa de trabajo de los restauradores

La restauración del órgano lorquino se encomendó al maestro organero portugués Dinarte Machado, que destacó que la restauración del órgano «es un trabajo muy importante, un placer y una pesada responsabilidad, dadas las condiciones en las que se encuentra el instrumento», que precisará de un estudio previo y del trabajo de un equipo multidisciplinar.

PROGRAMA DEL CONCIERTO DE INAUGURACIÓN DEL ÓRGANO

Para celebrar su restauración se realizó un concierto el día 26 de Mayo de 2009 preparado por Javier Artigas Pina en el que resaltó haber» elegido un programa de un carácter popular centrado en el siglo XVIII, fecha de construcción del instrumento, con el fin de mostrar a todos los asistentes las posibilidades sonoras del mismo, desde lo más suave al atronador lleno de lengüetería del que dispone este órgano»

inauguración restauración

 

A día de hoy, nuestra más preciada joya musical sigue acompañando los oficios en San Francisco, iglesia del Paso Azul, cofradía que le rinde homenaje y procura hacerlo protagonista en actos como Festivales de Música Antigua y Barroca de Lorca.

¿CÓMO SUENA?

GuíAzul

 

Bibliografía: 

  • Libreto del Concierto de Inauguración del Órgano Histórico de la Iglesia de San Francisco y Conferencia sobre la Restauración del mismo.
  • Periódico «La verdad» Lorca
  • Imágenes: Salvador Terrones y documental sobre la Iglesia de San Francisco- Mariano Hernandez Perez (Youtube)

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LORCA- 5/6/2015. Jose MaríaMiñarro Gonzazlez, nuevo presidente Paso Azul

La Hermandad de Labradores, Paso Azul, cuenta desde el pasado viernes día 5 de Junio con un nuevo presidente. D. José María Miñarro González fue elegido en una intensa jornada electoral en la que los mayordomos azules con derecho a voto  se expresaron en las urnas. Unos 709 mayordomos ejercieron su derecho al voto con una participación histórica del 87,5%. Al finalizar el recuento de votos, ambos candidatos se fundieron en un fuerte abrazo, símbolo de la unidad que los dos quieren para el Paso Azul.

Fotografía – La Verdad

El mayordomo D. José María Miñarro González obtuvo 425 votos frente a los 278 del mayordomo D. Jesús García García.

El ya ex-presidente de la Hermandad de Labradores, Paso Azul, D. José Antonio Ruiz proclamó al filo de la medianoche al que será su sucesor, D. José María Miñarro, felicitando a ambos candidatos por su campaña.

Una de las tareas más grandes que me he impuesto es unir a todos los azules, porque unidos haremos grandes cosas, y lo vamos a conseguir. Voy a ser el Presidente de todos los Azules.

Nuestro nuevo Presidente, visiblemente emocionado, abrazó al otro candidato y dirigió unas palabras a los cientos de azules que se congregaron en la Iglesia de San Francisco.

Por último, desear la mayor de las suertes a nuestro nuevo presidente, que con la ayuda de Nuestra Madre, la Santísima Virgen de los Dolores, seguro que sabrá dirigir esta Hermandad como los azules se merecen.

El día 5 de Junio el Paso Azul elegirá a su nuevo presidente. No obstante, no debemos olvidarnos de D. José Antonio Ruíz Sánchez, que durante estos 8 años ha dirigido los designios de la Hermandad de Labradores, Paso Azul. Por ello, intentaremos hacer un resumen de los actos y proyectos que, junto a su Junta Directiva, ha culminado en estos últimos años:

Restauraciones: se han restaurado las imágenes del Cristo del Carrerón, San Joaquín y Santa Ana, el retablo de la capilla de la Soledad y el cuadro de la misma, la imagen de San Francisco del Retablo Mayor, el retablo del camarín de la Virgen de los Dolores, la Cruz Guía de plata, cuatro de los mantos de la caballería del Triunfo del Cristianismo, órgano del coro incluida su puesta en marcha. Se ha terminado la restauración del estandarte del Ángel Velado, restauración completa de la carroza del Triunfo del Cristianismo así como la nueva representación de sus figurantes.

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Trabajos que se han desarrollado bajo aportación de la Asociación: se han terminado los nazarenos de la Coronación, las casullas de los sacerdotes, el manto negro de la Virgen, el vestido de la Virgen y los nazarenos del Reflejo.

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Además, se han ejecutado las cabezas de viga del trono del Cristo Yacente y se han incorporado las últimas cartelas del trono de la Virgen. Se ha incluido a la procesión la nueva litera de Cleopatra con todo su cortejo egipcio y el propio traje del personaje. Por otro lado, se ha renovado por completo el personaje de Ptolomeo con su nuevo manto, vestidura, carro y esclavos. Las cuadrigas de los Antoninos con sus propios mantos, se han bordado los paños delanteros de los tres tronos, uniformes para la agrupación musical y banda del Cristo Yacente, los banderines de la Agrupación Musical Mater Dolorosa y de la banda del Cristo Yacente, el banderín y las galas de las cornetas de Escuadrón de la Guardia Civil, y la nueva Caballería Egipcia. También se han realizado trabajos externos como el estandarte de La Roda, el manto de la Dolorosa del Paso Morado y la restauración de la Virgen de la Piedad.

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En cuanto a la gestión hay que destacar el saneamiento económico de la Hermandad, la defensa y triunfo al Estado por la demanda interpuesta para arrebatar el conjunto arquitectónico de San Francisco, la recuperación de la operatividad del Patronato San Juan de Dios y el acuerdo y reparto de los espacios de San Francisco con el colegio.

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Continuando con los proyectos de nueva creación, destacar el de la Fundación Paso Azul, que ha desarrollado actividades culturales de diversa índole, y la creación de la Escuela de Música Cofrade con el surgimiento paralelo de la Agrupación Musical Mater Dolorosa y la  Escolta de Tambores del Cristo Yacente. Además, se ha acometido el arreglo interior y exterior de la Casa-Museo en cuanto al nuevo mobiliario de armarios expositores, iluminación, y adaptación de la distribución de la planta baja.

Por otro lado, cabe destacar que tras el fuerte mazazo de los terremotos, el Paso Azul logró restaurar íntegramente el templo de San Francisco, lo que posibilitó que el 18 de marzo de 2012 la Stma. Virgen de los Dolores, el Stmo. Cristo Yacente y el Stmo. Cristo de la Coronación, volvieran a la casa de todos los azules. Pero la cosa no quedó ahí, también se acometió la restauración y puesta en valor tanto exterior como interior del antiguo convento de San Francisco, que ya es una realidad con la apertura del Museo Azul de la Semana Santa, el más grande de la Región de Murcia.

Otros trabajos realizados y de gran relevancia son la creación de la compañía de teatro «Las Caretas», que tantas satisfacciones y buenos momentos nos han dado con sus múltiples actuaciones, las subvenciones que se han tramitado para que diversas actuaciones no supongan un coste a la Hermandad y la creación y apoyo al colectivo «Jóvenes Azules»,  así como el apoyo aporado a este espacio desde el que nos leen, el primer blog oficial de la Semana Santa de Lorca que supone un accesible y dinámico punto de información para todos los lorquinos e interesados en la actualidad, historia y patrimonio de nuestra Hermandad.

A través de 3 publicaciones que se irán sucediendo a lo largo de este mes de Febrero queremos hacer partícipes a azules y lorquinos en general de la historia de la Iglesia y Convento de San Francisco. Conoceremos sus inicios, el desarrollo de su construcción, los problemas que se presentaron y como concluyó la construcción de lo que hoy es un símbolo para los azules y la ciudad de Lorca.

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Ubicación de la Iglesia de San Francisco

Si bien el primer convento de frailes franciscanos que tuvo Lorca fue el de Ntra. Señora de las Huertas, cuya fundación remonta al siglo XV, pronto la ciudad sintió la conveniencia de contar con otro que estuviera inserto en la ciudad para satisfacer las necesidades espirituales de sus habitantes.

De la misma manera, se tanteó construir en zonas cercanas a los conventos dominicos y mercedarios, pero debido a la aglomeración de los mismos decidieron permutarlos por otros terrenos.

En 1555 se solicitó una bula pontificia al Papa Paulo IV para que permitiera realizar dicha permutación por unos terrenos ubicados en un punto de la topografía lorquina que, en aquellas circunstancias se estimó mucho más conveniente situados a extramuros de la ciudad junto a las Puertas de Nogalte.

En 1561 los religiosos franciscanos tomaron posesión de este lugar fusionando los terrenos que había cedido el convento de Santa Ana con los anteriormente citados.

Lo curioso de esta fundación franciscana es que a pesar de iniciarse las obras de la Iglesia en 1561 la comunidad franciscana lorquina no se disoció hasta 1586  en que tuvieron Padre Guardián propio.

Muy a prisa corrieron las obras de la Iglesia, pues el 18 de Diciembre de 1565, terminada la construcción más primitiva de este templo, fue solemnemente bendecida por el Padre Fray Francisco de Salazar, de la provincia franciscana de Granada.

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Construcción de la Iglesia de San Francisco

La Iglesia se conserva perfectamente en la actualidad, aunque como es natural, su aspecto responde a varias remodelaciones que la estructura primitiva constatada por la documentación existente experimentó a través del tiempo .

Primer periodo  (Segunda mitad del Siglo XVI al Siglo XVII)

En su primer periodo constructivo, de la segunda mitad del siglo XVI, la estructura se concretaba como se presenta en la actualidad. La planta respondía a una nave única con capillas-hornacina sin comunicación entre ellas, con crucero poco sobresaliente y muy probablemente cabecera plana, a los pies de la iglesia se encontraba el coro.

Es de suponer que la cubierta primitiva sería de madera, semejante a la de otras iglesias en la ciudad. Ciertas capillas pertenecientes al lado de la Epístola estaban cubiertas con bóvedas vaídas, algunas de las cuales se conservan perfectamente en la actualidad.

Los pilares que sirven de separación entre la nave principal y las capillas laterales, y donde reposan los arcos de medio punto, son de piedra y ladrillo. Esto indica la gran consistencia de esta Iglesia, que logró así pervivir sin cambios sustanciales en sus elementos sustentantes en posteriores periodos de su historia arquitectónica.

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También el primer cuerpo de la fachada pertenece a este primer periodo constructivo, concretamente a lo que es la portada como denota su topología.

En esta primera fase de construcción, la Iglesia de San Francisco debió ser muy similar en su tipología a la perteneciente a los conventos de la Merced, Santo Domingo. Respecto a esto, la documentación se limita a ir ofreciendo datos que van testimoniando paulatinamente avances y ornamentación, pero siempre dentro de una perspectiva modesta sin hitos detonantes.

La creación de Cofradías desde los propios inicios constructivos posibilitó el culto a determinadas advocaciones que exigieron su Capilla, por ejemplo, granadinos residentes en Lorca que daban culto a una imagen de vestir cuyo altar estaba en el lado del evangelio, o bien, la creación de patronazgos y vínculos destinados a la veneración de un Santo concreto, se tiene constancia de la existencia arquitectónica de ciertas capillas a principios del siglo XVII.

Durante las próximas semanas seguiremos desarrollando la historia de la construcción de este templo, detallaremos cómo su estructura inicial evoluciona y se modifica a lo largo del tiempo. 

Bibliografía:  
-“Lorca Barroca” Ed edit.um, SEGADO BRAVO, Pedro.
- Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.
Texto: Juan Bautista Mateos.

PARTE2

Segundo Periodo constructivo de la Iglesia y Convento de San Francisco:

Hay que llegar hasta principios del Siglo XVII para comprobar el gran apogeo constructivo que en esos momentos experimentaba la Iglesia franciscana, comenzándose a ubicar el convento franciscano.

Casi 10 años después en 1636 se alcanza un momento casi memorable, en esta progresión constructiva de San Francisco, ya que se insta a los artífices, que en este momento dirigían la obra, Juan Garzón (cantero) y Juan Rodríguez (Albañil), a que acabasen la obra de la Iglesia. Aprovechándose la estructura primitiva, Garzón y Rodríguez levantarían el formato definitivo de la Iglesia, que es visible en la actualidad, destacándose en el contrato textualmente que “El arquitrabe, friso y cornisa corra por toda la Iglesia” y, especialmente obras tendentes a la desaparición de la techumbre primitiva. En consecuencia, se subieron los lienzos de pared de la nave principal para conseguir una mayor altura que armonizase, de paso, con la cúpula que completaría el conjunto.

Los tres arcos del crucero  que pertenecían a tres pilastras de piedra labrada se habrían de hacer y cerrar. En cada capilla y de arco a arco ser harían “formaletes” de piedra labrada también, donde reposarían las bóvedas respectivas.

La parte exterior de la Iglesia también sería objeto de atención  ya que la fachada perteneciente a la puerta principal o de entrada habría de proseguirse conforme a la traza ya dada y también había de repararse el friso y la cornisa.

Una cornisa de piedra labrada recorrería  la estructura externa de la Iglesia alrededor del tejado. Se detallan en especial las modificaciones que debería de experimentar la capilla situada a los pies de la Iglesia, pues tenía que hacerse nueva desde sus cimientos y sus paredes hasta el punto que tocase el suelo del coro. En esta capilla se situaría la escalera de caracol que se presupone que sería para subir a la torre.

Los dos maestros citados tendrían autonomía para realizar toda la obra “quitando o añadiendo obra según se fuese ofreciendo”, señal de que su gestión artística se trataba de una verdadera remodelación, y aquella siempre a tasación y supervisada por otros dos maestros, uno nombrado por el convento y otro por Juan Garzón. La tasación se efectuaría cada 4 meses, contando a partir del mes de Septiembre de 1636.

Juan Rodríguez, por su parte, tenía a su cargo toda la obra de mampostería, el asentamiento de ladrillos, el enlucido de las bóvedas y, en general, toda la obra tocante a yeso y tejados. Mientras que Garzón se encargaría de labrar la piedra desde la propia cantera y de asentarla en la obra. El pago a los artífices sería semanal, a razón de 200 reales y de aquí se pagaría también al resto del personal que empleasen en dicha obra.

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Planos de las diferentes plantas correspondientes a la Iglesia y Convento de San Francisco

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Planta Iglesia San Francisco Primera Planta

Planta Iglesia San Francisco Segunta Planta

Puede deducirse, por la marcha de las obras expuestas, que la Iglesia se estaba reestructurando desde los pies hacia la cabecera. Ya en 1646 se realizó la venta de una capilla que ocupaba el último lugar del lado de la Epístola junto al arco toral que ha de dividir el cuerpo de la Iglesia de la Capilla Mayor, afectando consecuentemente al crucero. Es muy probable que dicho arco toral no estuviese todavía terminado y por ello, en el documento referente a las obras de 1638, se hablaba de “tres arcos torales” y no cuatro, faltando el del lado de la Epístola.

La próxima semana se publicará la última de las partes de la construcción del templo y convento franciscano.

 

Bibliografía:  
-“Lorca Barroca” Ed edit.um, SEGADO BRAVO, Pedro.
- Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.
Texto: Juan Bautista Mateos.

P3Tercer periodo

Dos años después en 1648, el convento dio poder al Síndico para que vendiera la capilla situada a mano izquierda “según se entra a la Iglesia por la puerta principal” a la Cofradía de la Sangre de Cristo. La documentación conservada ofrece pistas de ubicación topográfica en la misma Iglesia y da idea del estado de las obras. Esta capilla del lado del Evangelio la adquirió la citada Cofradía precisamente por ser contigua a las que ella detentaba desde siempre. La compró entregando al convento 750 reales por la conveniencia de tener un reducto contiguo que sirviese como sacristía y, sobretodo, para guardar “los ornamentos, imágenes y demás aderezos” de la Cofradía como reza el contrato. Esto explicaría la información documental de que, en caso de que la capilla se habilitase para celebrar, el convento se obligaba a dar a la Cofradía sitio para poner sus pertenencias. Está claro que no siendo adecuada esta Capilla para recibir retablo y decoraciones subsiguientes por su estructura peculiar, poseedora de la citada escalera, los cofrades la habilitaron como almacén, realizándose la liturgia en  aquella otra capilla que habían adquirido bastantes años antes -concretamente en 1628– y que también le era contigua pero en ascenso hacia el crucero. La nueva Capilla debería de contar con rejas igual a la que poseían las capillas antedichas y que, como se vio, sirvieron de modelo a las de las Capillas que la Cofradía del Rosario tenían en la Iglesia de Santo Domingo. Las rejas se ejecutarían en madera.

Hasta las últimas décadas del siglo XVII las obras en San Francisco proseguirán de modo regular, centrándose en la paulatina ejecución de Retablos para completar las oportunas capillas o en la venta de las mismas sin que se destaque artísticamente nada singular salvo una fecha puntual de verdadera transcendencia, la realización de la Capilla Mayor en 1689. Es probable que la ausencia de obras de verdadera representatividad se debiera a una situación deficitaria del convento en la décadas de los sesenta ya que el Padre Guardián Fray Juan Navarro pidió al Consejo de la Real Hacienda de S.M. ayuda para poder proseguir las urgentísimas obras, y en caso negativo, la concesión de doscientas fanegas de trigo de las tercias reales que en Lorca correspondían a la Corona.

La obra de la Capilla Mayor, que es la que existe en la actualidad, se inició en febrero de 1689 y para ello se desestimó cualquier estructura preexistente del contrato que se firmó entre el convento, representado en su Síndico, el regidor D. Andrés Fernández de Cáceres y Torres, y el maestro de albañilería Pascual Ventura. Tras la tarea inicial de derribar la pared vieja y allanar la tierra donde iría el pavimento o enlosado tanto de la Capilla Mayor como de las colaterales, se comenzó por practicar, de piedra y yeso, un contraarco ciego de una vara de peralte y de grosor que armonizase con su conjunto.

Sin títuloRetablo Mayor año 1925

Bóvedas:

Las tres bóvedas con lunetos correspondientes a esta capilla Mayor y a sus colaterales del crucero, serán de ladrillo al igual que la media naranja, lisa, perfectamente comprobable en la actualidad después de los desperfectos sufridos por el terremoto del 11 de Mayo de 2011 que reposaría en un anillo labrado y ornamentado con dentículos y ovas . Un florón de madera dorado remataría artísticamente el centro de ella, cuyas dimensiones se adaptarían al hueco practicado.

DSC_3977(1) altar

 

Pilastras:

Las pilastras nuevas marcarían la pauta a seguir por las viejas, que se igualarían a estas nivelando su saliente como sigue. Siendo las pilastras que habían conformado el crucero y las de la Capilla Mayor más robustas que las pertenecientes a las capillas laterales a lo largo de la nave central, se optó en este momento por solucionar la atonía estética que implicaba un mayor resalte o cuerpo sobresaliente de las primeras. Así pues, en las pilastras de la nave principal y única, se adosaron, solo en su parte superior y hasta confluir con las apostas de los arcos de las capillas unas placas enlucidas. Esto explica que la parte inferior de dichas pilastras resulte totalmente lisa y ligeramente rehundida en proporción a la superior, la cual fue decorada, ya dentro del siglo XVIII, con cartelas enriquecidas con rocaille y espejos. Unas medias pilastras con basas y capiteles y “formaletes”  resaltados ocuparían las esquinas. Cornisas y capiteles armonizarían siguiendo el mismo orden y, como remate final de la obra, toda la Capilla Mayor iría enlucida y enlosada. El presbiterio tendría tres gradas provistas de mamperlanes de madera y tanto el altar mayor como los colaterales tendrían bastidores y peanas de madera.

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Detalle de Pilastras y Capilla con Retablo tras la restauración del año 2012

Cubierta:

La cubierta consistió en una bóveda de cañón con lunetos, donde se practicaron unos vanos que servirían de iluminación a la Iglesia. Encima de los arcos de las capillas laterales y al elevarse la techumbre se abrieron también unos vanos rectangulares que, dotados en el siglo siguiente de la respectiva decoración y rejas, se transformaron en pequeños balconcillos. Por esta ejecución Bentura percibió 600 ducados a condición de que estuviese terminada para dentro de seis meses, es decir, a finales de Julio de 1689.

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Cúpula

La cúpula de San Francisco de Lorca se ajusta con exactitud en su ejecución a las normas especificadas en el contrato. Como ya se ha dicho es una cúpula de media naranja rebajada que se apoya en un anillo sobresaliente adornado con dentellones y ovas. Ambos son lisos y la iluminación se consigue a través de unos óculos practicados en la misma cúpula que procede de las ventanas del cuerpo prismático que la cubre, ya que no es trasdosada.

Aunque en principio parece que no tenía decoración, es probable que el espacio en blanco fuese concebido para plasmar pictóricamente alguna escena panegírica de la Orden Franciscana al igual que sucede en las cúpulas pertenecientes a la Iglesia de Nuestra Señora de las Huertas y a la de la capilla del Rosario de Santo Domingo. A mitad del siglo XVIII se ejecutarán en pintura los trazos que reproducen nervios. A la etapa decorativa inicial responde el florón de madera dorada cuyas dimensiones debían adaptarse a las del hueco practicado en la cúpula para ello.

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Cúpula de la Iglesia tras la restauración del año 2012.

Pechinas:

Las pechinas muy probablemente estarían sin decorar en el siglo XVI y esta se realizaría en el siglo siguiente. Se resume en unas cartelas más bien oblongas, coronadas, circundadas por marco y enriquecidas por motivos vegetales que se proyectan en ondulantes movimientos a ambos lados. Las escenas representadas en cartelas, probablemente estuco policromado  aunque de iconografía variada, reflejan siempre símbolos importantes para la historia de la Orden Franciscana. Respectivamente, el anagrama de Jesús como soporte de un niño representado de pie y unido al sol radiado; la Purísima alzada sobre la media luna que, sirviéndole de peana, parece un trasunto del arco iris; el anagrama propio de la Orden o los dos brazos cruzados de Jesucristo y de su Fundador, y la heráldica propia de los Franciscanos en su calidad de Custodios de los Santos Lugares, resumen aquellas.

Capillas laterales:

Del contenido de sus capillas laterales se puede destacar, además de discretos retablos, lo siguiente:

– En la capilla de la Purísima, retablo barroco de 1746, las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, obra del escultor Francisco Salcillo.

– En la capilla del buen pastor, pinturas en banco y ático con escenas de la vida de la Virgen de estilo cercano al círculo de Ribalta.

– En la de la Inmaculada, un óleo con esta advocación del pintor Camacho Felices (1644-1716 ), fechado hacia 1700.

– En la de Santa Catalina, imagen de una Dolorosa, tal vez del taller de Roque López.

Finalización de la construcción:

-La construcción de la cúpula, a excepción de su decoración como se ha visto, significó la conclusión definitiva de la Iglesia del convento de San Francisco a finales del siglo XVII. Las obras de los años siguientes consistirían en la decoración y adorno de la Iglesia y de sus capillas, resaltando la ejecución de Retablos.

Posteriormente se ornamentará todo su interior con nuevos retablos y yeserías decorativas conservándose en el coro un órgano del S. XVIII reformado en 1826.

Se restauró entre 1985 y 1987, debido a su gran deterioro, sobre todo en la techumbre. El interior es de gran interés por el conjunto de retablos barrocos que alberga el testero. El Retablo Mayor es obra del escultor lorquino Ginés López en 1693 , habiendo sido restaurado en 1999. Los dos retablos del crucero son obra de Jerónimo Caballero en el S. XVIII, estando dedicados a San Antonio y a la Vera Cruz y Sangre de Cristo. El pequeño retablo del lado del Evangelio alberga la Imagen de la Santísima Virgen de los Dolores, titular de la Cofradía obra del escultor valenciano José Capuz en 1942.
En el Coro se conserva un Órgano del S. XVIII, aunque reformado en 1826. Se restauró entre los años 2006 y 2009, se inauguró el 26 de Mayo de este último año, siendo Presidente de La Hermandad de Labradores, Paso Azul, D. José Antonio Ruiz Sánchez. Cabe destacar que tras los movimientos sísmicos de mayo de 2011, fueron necesarias varias actuaciones para volver a recuperarlo.

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Órgano Barroco

Esta es la última de las entradas referentes a la construcción del templo y convento de San Francisco. Esperamos que estas publicaciones os hayan ayudado a entender y conocer la historia de esta edificación y en consecuencia, la de La Hermandad de Labradores.
Bibliografía:  
-“Lorca Barroca” Ed edit.um, SEGADO BRAVO, Pedro.
- Archivo de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.
Texto: Juan Bautista Mateos.