Antecedentes.

Al surgir como adyutriz (colaboradora) de la archicofradía de la Vera Cruz y Sangre de Cristo, la primitiva Hermandad de Labradores nacería para, entre otras tareas, promover el culto a la Virgen de los Dolores. Se conoce que, al menos desde finales del s. XVII, existía una imagen de la citada advocación, ya que, al realizar los retablos de la Vera Cruz y Sangre de Cristo y el que originalmente se dedica a la Virgen de las Angustias (perteneciente en la actualidad a la Virgen de los Dolores), en este último se colocó una imagen de «María Santísima de los Dolores». Es en este retablo en el que encontramos el emblema de la antigua Hermandad de Labradores: el corazón atravesado por siete puñales en alusión a los Siete Dolores de la Virgen.

Dolorosa de Manuel Martínez
Dolorosa de Manuel Martínez

En 1806 se realiza una nueva talla, obra del lorquino Manuel Martínez. Esta imagen era de vestir, es decir, se componía únicamente de cara y manos, unidos por una estructura llamada devanadera. Es la que aparece retratada por Francisco Cayuela en el estandarte del Reflejo, y a la que se destinaron obras como el manto negro de mediados del s. XIX o el manto azul. La Virgen, de gran expresividad, miraba hacia abajo con gesto de dolor y era de mayor tamaño que la actual.

                               El origen, 1941

Tras la desaparición en agosto de 1936 de la imagen de Manuel Martínez se llevaron a cabo muchos intentos de búsqueda, alimentados por la esperanza de encontrar la talla que sugería la historia de Juan Chuecos, el entonces sacristán de la iglesia. Se creía que podría haber salvado a la Virgen de la quema y destrucción que sufrió una gran parte del patrimonio artístico lorquino durante el caos de los primeros meses de la contienda fratricida. La leyenda decía que el susodicho Juan Chuecos había guardado la imagen en una caja (cara y manos) y la había escondido en algún lugar del templo. Al morir, se dice que repetía constantemente: «a la Dolorosa no le pasará nada. Los que la guardan nunca dirán dónde se encuentra. Ellos guardarán el secreto».

Una de las primeras imágenes de la obra de Capuz
Una de las primeras imágenes de la obra de Capuz

Dada por perdida la Virgen, la Junta Directiva encabezada por D. Marcos Cayuela decide no volver a salir en procesión hasta que una nueva imagen presida la Hermandad. Mediante suscripción popular para que todos los azules pudieran colaborar en la causa, se consigue recoger una cierta cantidad de dinero, lo que permitía realizar el encargo a un escultor “de reconocida solvencia artística”, según relata D. Joaquín Gimeno Castellar.

Tras contemplar las distintas opciones que se plantearon, se contacta en un primer momento con el afamado escultor D. Mariano Benlliure. Debido a otros proyectos y a su avanzada edad, rechaza la oferta, poniendo en contacto a la Hermandad con otro artista: D. José Capuz Mamano. Tras analizar la trayectoria de Capuz, finalmente se decide encargarle la imagen. Desde el primer momento el escultor explicó que realizaría una imagen de talla completa, ya que no esculpía imágenes de vestir. No obstante, se pidió que la nueva Virgen pudiera portar el ajuar del que se disponía, así, a pesar de ser de talla completa, tiene los brazos articulados para poderla vestir.

Contrato Capuz
Contrato entre Capuz y el Paso Azul (pincha en la imagen para ampliarla)
José Capuz Mamano.
Capuz trabajando en su taller
Capuz trabajando en su taller

La preciosa imagen de la Stma. Virgen de los Dolores fue esculpida por el valenciano José Capuz Mamano.

De formación clásica,  poco a poco fue puliendo su técnica hasta encontrar el camino que le permitiría alcanzar la fama a nivel nacional e internacional. Su escultura se caracteriza por la falta de adornos y ornamentaciones, centrándose en la luz y el volumen, que según él conforman el verdadero espíritu de la escultura.

Entre sus obras confesionales más famosas podemos encontrar la ‘Virgen de la Asunción’, realizada para Elche, donde es la patrona y protagoniza el Misteri; un ‘Jesús Nazareno’ para la cofradía Marraja de Cartagena, donde es la imagen titular; y un ‘Cristo Crucificado’ para la Escuela Superior del Ejército de Madrid.

Juan Borrero, maestro de la plata.

Juan Borrero Campos fue quien ideó el actual trono de la Stma. Virgen de los Dolores. Nacido en Sevilla en 1940, es un afamado orfebre de la capital hispalense. Aprendió su oficio en la escuela de orfebrería del Colegio Reina Victoria, empezando a trabajar con solo 14 años de edad. En el año 1975, junto con Francisco Fernández, abre taller propio con el nombre de Orfebrería Triana. Juan Borrero pertenece, además, a la célebre dinastía de capataces sevillanos de los Borrero.

Entre su extensa producción se incluyen pasos procesionales, altares y coronas y potencias para imágenes religiosas; además de toda una variedad de elementos cofrades tales como varales, ciriales, llamadores, faroles, custodias o faroles de pasos procesionales. Merecen una mención especial algunas piezas de importantísimo valor como: el Sagrario de la Basílica del Gran Poder de Sevilla; la carreta del simpecado de la Hermandad del Rocío de la Macarena; y las tres coronas de oro que sirvieron para las coronaciones canónicas de la Esperanza de Triana, la Estrella y la Virgen de la O.

Iconografía.
Virgen de los Dolores, Murillo
Virgen de los Dolores, Murillo

La iconografía de la Virgen de los Dolores o Dolorosa no figura en los evangelios, es una creación que surge al final de la Edad Media, representándose un episodio siempre posterior a la muerte de Cristo, ya sea con su Hijo en la cruz, después del Descendimiento o con el dolor que sufre una madre en la soledad.

Invocada en latín como Maria Virgo Perdolens o Mater Dolorosa, es una de los numerosas variaciones a través de las que la Iglesia Católica venera a la Virgen María. La advocación (Dolores) destaca el sentimiento de dolor de la madre ante el sufrimiento de su hijo. En este sentido, los «siete dolores» hacen referencia a los siete episodios de la vida de Jesucristo relatados por los evangelios que hicieron sufrir a María, quien acompañaba a su hijo en su misión de Redentor.


Texto: Antonio Mariano Hernández; Miriam Lorente; Daniel Navarro; Adrián Páez. Documentación: Archivo Paso Azul; Revista AZUL; GuiAzul; Museo del Prado; Perspectivas de la Semana Santa de Lorca; Apuntes Azules: Una visión diferente del Paso Azul; Apuntes para una historia del Paso Azul. Fotografías: Archivo Paso Azul.

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